La Sal y el Son monta en Huelin su caseta de feria para todo el año

Lunares, volantes, el escudo de la ciudad, un sombrero de verdiales, paredes de azul y blanco… Huele a Málaga. Y a feria. Aunque no sea agosto. Porque ese es precisamente el apellido de La Sal y el Son: tu caseta de feria. Con ese espíritu y ese aire nació hace cuatro años en la calle Echegaray esta marca que, como bien indica su nombre, mezcla ocio, gastronomía y música, y que ha seguido creciendo desde entonces.

El pasado mes de diciembre sumaba otro local en la calle Comedias, y a partir de principios de junio añadirá uno más en Huelin, concretamente en la esquina de la calle Tomás Echeverría con el paseo Antonio Machado. Ya empieza a visualizarse lo que en apenas dos semanas será este tercer La Sal y el Son, proyecto que emprendieron en agosto de 2020 José Carlos Sabastro y Juan Carlos Plaza. El primero, socio de la taberna flamenca Amargo durante 15 años, y el segundo, con más de veinte años de experiencia montando casetas de feria en todo el país (casi 800 al año).

«Empezamos en plena pandemia, pero no dudamos en lanzarnos. Yo tuve que cerrar el bar y Juan se había quedado sin poder sacar adelante todos los proyectos que había cerrado a principios de año, así que pensamos montar algo y nos pareció buena idea esto, con aire festivo, para disfrutar, porque la gente tenía ganas… Y ya vamos por el tercero, quién nos lo iba a decir», explica con satisfacción Sabastro ya al frente de casi una veintena de empleados y confiado en este concepto global: «Somos una caseta de feria todo el año, pero como algo en conjunto. Buscamos que no sólo sea un sitio en el que comer bien, si no que también sea chulo, donde te lo pases bien, que no sea sólo sentarte a comer e irte. Quien nos busca es porque se quiere divertir».

El ambiente da pie. Incluida música en directo. A pesar de los obstáculos que se advierten haberse encontrado en el Centro. Eso, la avalancha de turistas y las dificultades para servir en la calle les han empujado a mirar hacia otras zonas de la capital para crecer. «Los barrios tienen su vida, y Huelin es un barrio muy malagueño, en el que se vive y se hace vida, no es un lugar dormitorio. Surgió la oportunidad y no quisimos perderla».

José Carlos Sabastro apuesta firmemente por la identidad, considera que en el casco histórico está desapareciendo. En su caso, detalla que más del 90 por ciento de los clientes son nacionales, de ahí que prefiera buscar zonas más afines a su oferta. «Los extranjeros no son nuestro público, sólo se acercan a hacer fotos», avisa con mucha confianza en esta nueva ventana que se abre en Huelin. No teme a la competencia en una zona que reúne tanta oferta hostelera como esta. Cree que «hay espacio para todos»: «Cada uno aportamos algo».

La Sal y el Son, además del ambiente ferial en el que no falta el sello del pintor Andrés Mérida, aporta una carta en consonancia con esa filosofía de tradición y fiesta: platos para compartir y con acento andaluz. Desde el clásico jamón y queso, el cartucho de pescaíto frito o diferentes tipos de croquetas y de flamenquín, hasta el timbal de codillo, los huevos rotos con gulas y gambas, la carrillada al vino de Málaga o el pan bao de carne mechá con mermelada de pimientos. Como diferencia, en Huelin, además, incorporarán más medias raciones. Será en apenas dos semanas. Empieza la cuenta atrás.

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