El dulce con forma de volcán que se hace en el pueblo más elevado de Málaga

Resulta peculiar tanto por su forma como por su nombre. El rosco carrero es un dulce poco convencional, que no entiende de tendencias. Todavía hoy se sigue haciendo como hace siglos. Es difícil saber su origen, aunque el hecho de llevar entre sus ingredientes manteca de cerdo y aguardiente lo aleja de Al-Ándalus.

En Alfarnate, donde todavía hoy se elabora en tres obradores distintos (El Carrero de Alfarnate y las panadería Maravilla y Monsalud), se cuenta que su nombre guarda relación con el carro en el que se llevaba hasta Málaga. También hay quienes dicen que el que los transportaba procedía de un cortijo cercano y los llevaba al pueblo. En cualquier caso, se ha quedado con el apelativo de carrero, que no es lo único que lo hace original.

Además de los ya mencionados aguardiente y manteca de cerdo, se elabora también con harina de trigo, huevo, azúcar, clavo y canela. Estos dos últimos le confieren un sabor muy especial. En los hogares de Alfarnate ha sido habitual hasta hace unos años que se hicieran los roscos y se acudiera a algunos hornos de panaderías para terminarlos de hacer. Ha sido la merienda de muchos vecinos de este pueblo, donde los mayores también siguen teniendo por costumbre acompañarlo de un trago de resoli, un licor de café.

Ni termina de ser un rosco ni tampoco una torta. Este dulce de Alfarnate, que es el pueblo más elevado de la provincia de Málaga, se asemeja más bien a un volcán. No en vano ese nombre forma parte del lema que acompaña a este rosco. Lo que no se sabe con certeza es el motivo que llevó a darle esa forma. «No sé por qué razón se hace como un volcán, pero sí que así es mucho más difícil que hacer un rosco o una torta», explica Mayte Peña, de la panadería Monsalud, uno de los tres obradores de Alfarnate que mantienen la tradición de elaborar este dulce.

«Hacerlo así supone el doble de trabajo», apunta Rogelio Moreno, gerente de El Carrero de Alfarnate, que desde hace más de una década también elabora éste y otros dulces tradicionales en su pueblo. Aunque no está seguro, especula con la posibilidad de que se le diera esa peculiar forma «para que no quedara crudo por dentro».

Hoy El Carrero de Alfarnate los elabora en el tamaño habitual, pero también en formatos pequeños. Entre estos últimos hay uno con cobertura de chocolate, que tiene muchos adeptos. Pero, eso sí, para comprarlos hay que acercarse hasta Alfarnate. El formato más convencional sí se puede encontrar en otros municipios. Así, sin ir más lejos, el 'blister' con media docena de roscos carreros se puede adquirir en el centro y muchos barrios de Málaga. Desde La Mallorquina hasta la frutería Robles, en calle Gaucín, o el Covirán Luque, en Puerto de la Torre, entre muchos otros puntos de venta.

También se podrán comprar de este obrador en la próxima edición de la Gran Feria de Sabor a Málaga, que cada año se celebra en el Paseo del Parque en el puente de diciembre.

En el caso de la panadería de Monsalud, situada muy cerca de la ermita del mismo nombre, patrona de la localidad, se venden por docenas o medias docenas. «También en cajas de regalo o incluso sueltos si hace falta», apunta Mayte Peña.

En el tercer obrador del pueblo, la panadería Maravilla, un negocio familiar situado cerca de la iglesia de Santa Ana, se lleva haciendo este dulce desde hace medio siglo. Allí se venden también por docenas, medias docenas y unidades sueltas. Además, por encargo, también pueden hacer estos suculentos volcanes en un tamaño más pequeño al habitual.

Sin aditivos químicos ni otros artificios, este dulce es idóneo para tomar no sólo en otoño o durante las fiestas navideñas sino también durante todo el año. Quien lo coma estará poniendo un granito de arena para que se conserve esta muestra tan singular de la repostería de la provincia de Málaga.

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