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Carmen Alcaraz
Sábado, 17 de junio 2023, 00:15
Ubicado en Torre del Mar, El Alimentario busca 'democratizar la alta cocina'. Este restaurante es el proyecto más personal de Jaime Tejedor, un chef con ... más de 20 años de trayectoria en los fogones de los establecimientos más prestigiosos al que el amor le hizo venir al sur y que decidió añadir a esa revolución la loca idea de llevar a cabo su profesión «pasándolo bien».
Dirección: Av. Infanta Elena, 1. Torre del Mar.
Teléfono: 952 06 33 66.
Cierre: Lunes, martes y domingo noche.
Página web: www.lalimentario.es
Precio Canelón de pollo: 13,5 euros. Pulpo con ajada: 16,5 euros. Lemon pie: 6 euros.
Este es precisamente el éxito del restaurador catalán, conseguir trasladar esa sensación a sus comensales, a los que define como «disfrutones». «Mi objetivo es que el cliente venga y disfrute de la carta, que pida dos propuestas, cuatro, las que quiera, y pueda acceder a platos sencillos pero muy pensados y elaborados en un ambiente agradable que invite a repetir», asegura Tejedor. En ello tiene un papel fundamental Víctor Aranda, su jefe de sala y mano derecha. Ambos, junto a un equipo del que se sienten muy orgullosos, hacen posible una carta concreta y muy estudiada, que conquista al primer vistazo y en la que sumergirse y explorar (en el que caso de quien escribe, sin duda varias veces).
Para ir cogiendo el pulso, nada mejor que la croqueta de carne asada y mostaza, en la que se distingue cada ingrediente en una explosión de sabor, algo que comparte con la original ensaladilla rusa de jamón y otras chacinas, perfecta como recibimiento.
Otros platos imprescindibles son el canelón de pollo asado, la terrina de cordero confitado, berenjena quemada y yogur, o las vieiras con papada y coliflor asada, un homenaje a la cocina catalana de mar y montaña de Santi Santamaría, cuyo legado preside la puerta del establecimiento.
Además de los platos que conforman el menú, El Alimentario ofrece entre dos o tres sugerencias fuera de carta (siempre bajo la máxima de la coherencia y de hacer las cosas tranquilas pero bien), que según la acogida van incorporando a los platos fijos. Todo ello con presencia de la herencia catalano-francesa de sus orígenes, que enriquece con productos de la zona, en la que tiene un fuerte arraigo.
Pero importante, como se suele decir, dejar sitio para el postre, bien sea la exquisita lemon pie, o un pan con chocolate, aceite y sal que busca trasladar al comensal a momentos de la infancia.
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