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No es ni mucho menos una novedad de su repertorio culinario, pero el paso de turistas y aficionados a la bicicleta ha hecho que se haya convertido en uno de los desayunos de moda en la comarca del Guadalteba. El restaurante El Cruce, abierto desde finales de la pasada década de los años ochenta en Ardales, ofrece una alternativa al tradicional pitufo o mollete para la primera comida del día: el desayuno 'español'.
Un chorizo del propio pueblo (embutidos El Cuartel), dos huevos camperos, pimiento, cebolla y ajo, todos ellos fritos, junto a tres rebanadas de pan -es indispensable para mojar en las yemas-, junto al café. Todo ello por sólo 4 euros. «La verdad es que muchos clientes se sorprenden por el precio, porque les parece muy económico», explica Antonio Millán, propietario de este restaurante familiar, fundado por su padre en 1989.
«Ponemos como unos cincuenta desayunos españoles por semana, ya que es un lugar de paso para muchos turistas que van a visitar el Caminito del Rey o aficionados a la bicicleta que hacen su parada aquí», aclara Antonio. Está en la pizarra o en la carta del restaurante desde hace ya más de una década y media, pero en los últimos años la demanda ha crecido bastante. Y su precio actual es un añadido más. «Viene gente expresamente a desayunar aquí para pedirlo», asegura el propietario. Antes se incluía también un zumo de naranjas del Turón (también del pueblo), pero el aumento de costes ha hecho que el restaurante se haya visto obligado a eliminarlo.
Fue el hermano de Antonio quien decidió apostar por este contundente y todavía económico desayuno. El secreto de su éxito está también en ser un plato de cercanía o kilómetro cero. Los pimientos, las cebollas y los ajos usados proceden casi siempre de la huerta de Antoñuelo, situada a un paso. El chorizo, en un pueblo como Ardales, no podía ser de otro sitio que de una de sus empresas dedicadas a la elaboración de embutidos. Incluso el aceite de oliva con el que se fríen todos los ingredientes del plato es del pueblo, donde se encuentra la almazara familiar de Aceites Ardales.
Quienes quieran un desayuno similar, pero sin chorizo, pueden elegir otra opción más exótica, el bautizado como 'Franfurt'. En este caso, como elementos cárnicos, lleva salchicha de esa variedad y beicon. «Este lo pusimos más tarde porque había un cliente habitual que nos lo pedía», matiza Antonio. En este caso, el precio, siempre con el café incluido, es de 4,5 euros.
Estas dos opciones, poco habituales, no quita para que en El Cruce se puedan desayunar los tradicionales bocadillos. Para ello cuentan con molletes y pitufos, que les proveen dos panaderías del municipio, como son Rubio -famosa por sus piquitos- y Horno Villaverde -más conocida en Ardales como la 'Cooperativa'-. Igualmente, no falta el aceite de oliva virgen extra de Ardales para poder empaparlos.
Pero, este restaurante situado en la entrada del casco urbano de Ardales, del que tiene una bonita panorámica, no sólo puede presumir de sus desayunos. También es un lugar idóneo para almorzar, ya sea de menú o a la carta. Entre sus especialidades está el churrasco de cerdo o el flamenquín casero, elaborado allí mismo a partir de materia prima de calidad, como el lomo de cerdo que les prepara para ello la también la carnicería local Estrella. Los callos a la andaluza y las migas en invierno son otros de los platos más demandados.
«Durante muchos años hemos tenido como especialidad el cordero a la pastoril, que introdujo mi padre, pero lo hemos tenido que quitar de la carta, porque apenas se pedía ya», explica Antonio. Lo que no entiende de modas es una de las elaboraciones más identificadas con Ardales en la actualidad, lo que se conoce en el pueblo como 'pitiflanes'.
Quienes no son de este municipio o nunca han comido en él no se esperan que detrás de ese curioso nombre se esconda una fritura de carne de cerdo, que indudablemente por su forma recuerda a las lagrimitas de pollo. La historia de este plato, que se puede pedir incluso muchas veces en su menú diario, es relativamente reciente. En concreto, Antonio Millán explica que era una de las tres elaboraciones que ofrecían en el desaparecido bar El Casino, en el mismo pueblo. «Recuerdo que hacían también huevos a la bechamel y pimientos del piquillo rellenos», añade el propietario de El Cruce.
Hoy los 'pitiflanes' se han convertido en otra de las señas de identidad con sabor de Ardales, un pueblo que puede presumir no sólo de una buena oferta de restauración, sino también de numerosos productos artesanales, desde sus mencionados embutidos y aceites de oliva hasta sus célebres tortitas de almendra o la cerveza artesana El Gaitanejo.
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Rocío Mendoza | Madrid, Lidia Carvajal y Álex Sánchez
Encarni Hinojosa | Málaga
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