Parador Playa, en Benalmádena: creatividad y gran producto

Francisco se preocupa para que en El Parador nos encontremos una serie de platos que nunca van a faltar en su carta, como pueden ser las gambas, coquinas, carabineros, cigalas, etc., y una variedad de pescados grandes y chicos para fritura o al horno, junto con una selección de arroces que es preferible encargar con 24 horas de antelación, algunos de estos son bastante curiosos, como el de sepia y espardeñas o el de gambas rojas con Palo Cortado. La verdad es que un restaurante no permanece abierto tantos años, más de 40, si la calidad del producto y la cocina no acompañan.

He vuelto después de casi dos años a sentarme en una de sus mesas para disfrutar de unas excelentes vistas al mar, pero también, y eso es lo principal, a reencontrarme con esa cocina creativa en torno al producto, aunque visto la visto, me refiero a lo que nos brinda el expositor, resulta imposible sustraerse a la idea de empezar la comida con producto en estado puro. Sensacionales las gambas en tres texturas o la cigala levemente tocada por la plancha. Placeres que llegan al cielo del paladar, lo mismo que la gamba en gabardina al revés, es decir, cabeza enharinada y crujiente y cuerpo desnudo. Un bocado sorprendente, lo mismo que las alcachofas con su propio puré y un suave pil pil de bacalao. Los postres son otra sorpresa, en especial las fresas con sopa de chocolate blanco, vainilla y remolacha o la mandarina en texturas.

La carta de vinos ha experimentado una evolución muy positiva hacia referencias más actuales e internacionales. El conjunto hace que la cocina de Francisco sea una de las más atractivas de Málaga.

Un atrevimiento y un juego de sabores y texturas para los paladares amantes del sabor marino y contundente del erizo. La royal siempre se ha caracterizado por ser un plato de carne, aunque en este caso es el erizo quien toma protagonismo.

Un guisante de calidad es la base de este gazpachuelo en verde al que las ostras le aportan sabor y un toque de salinidad que contrasta con el dulzor de la legumbre. Muy suave y cremoso en boca a la vez que bastante refrescante.

Una versión actualizada y marinera de las tradicionales migas camperas. Aquí se sustituyen los ingredientes cárnicos por otros de origen marino. No obstante, es un plato que necesita todavía de ciertos ajustes para matizar su sabor.

La diferencia entre las cocochas de merluza y bacalao son notables. Precisamente para este plato la de merluza es mucho más fina a la hora de comerla y tiene una textura más suave. El toque del jamón ibérico aporta más fuerza en boca.