Las brasas son el fuerte de la cocina de Manolo Marín en El Campanario Resort. Se nota por los restaurantes por donde ha pasado, entre ... otros por Alameda en Fuenmayor, uno de los grandes asadores españoles y donde he probado los mejores cocotes de merluza y chuletones de los últimos años. Una vez más en El Campanario, y ya he visitado este restaurante en varias ocasiones, el oficio de su chef salta a la vista casi desde el primer instante, en especial cuando se trata de brasear pescados y otros animalejos del mar, como pueden ser las gambas rojas de Garrucha o las quisquillas.
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Son ya tres años los que esta casa lleva abierta y en este tiempo, no sin haber atravesado por algunos altibajos, Marín ha conseguido situarla entre los establecimientos más prometedores de Estepona. Su oficio en el fuego y la calidad del producto son los factores claves del éxito, incluido el servicio de sala que paulatinamente ha ido mejorando si lo comparamos con el que había el primer año.
La oferta culinaria está sujeta a lo que haya podido encontrar Manuel en los mercados de alrededor, sobre todo si se trata de pescados y mariscos, aunque no nos debemos dejar engañar por este tipo de producto, esta casa no es una marisquería a pesar de que aquí podamos degustar un producto de bastante calidad. La carta es más bien corta, unas entradas clásicas donde no faltará la ensaladilla rusa, aunque este plato no es uno de los más resultones de todo el capítulo de entrantes; anchoas cántabras, jamón ibérico y en temporada unas alcachofas con almejas. Lo más recomendable, si lo que queremos es un pescado grande a la brasa, es preguntar por la oferta de pescado y marisco que hay preparada para ese día. Pero El Campanario es mucho más que brasas, tienen un horno de leña ideal para asar corderos y cochinillos, aunque eso sí, lo mejor es encargárselos a Manolo con antelación para asegurarnos de que no nos va a faltar. Me gusta ese aire de secretismo coquinario que nos vamos a encontrar y que cuando nos sentemos en la mesa nos va a inducir a preguntar por esos platos que Manuel tiene fuera de la carta escrita y que están elaborados con lo que ha traído del mercado.
Pero en El Campanario Resort, además de su cocina, se disfruta de unas vistas sobre el campo de golf y los jardines muy relajantes.
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Trío de crustáceos: Tres diferentes crustáceos, carabinero, gamba blanca y quisquilla, esta última hecha a la brasa levemente. La plancha y las brasas otorgan una jugosidad y un sabor diferente a cada uno de estos productos. Muy buen trato en la plancha.
Tartar con tuétano: Un tartar con tuétano tiene pocos secretos; una buena pieza de carne, un buen troceado, como el que hace Manuel, y un tuétano a su temperatura justa, es decir, templada para que impregne la carne. Un sabor muy equilibrado.
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Besugo a la brasa: La brasas marcan por su carácter cada pieza de carne o pescado que se haya depositado sobre las mismas. El besugo de El Campanario sale a la mesa en su punto óptimo, tanto de sabor, como de textura, algo no siempre fácil de conseguir.
Tarta de queso: Con la tarta de queso cremosa ya estamos corriendo el mismo riego que con los steake tartar y el tuétano. Cada cocinero tiene su fórmula y al final todas acaban sabiendo a lo mismo y la mayoría de las veces faltas de esa cremosidad.
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El Campanario Resort: Priorato, 1. Teléfono: 952 904 233. Web: elcampanarioresort.com. Cierre: Lunes y noches en invierno.
Precios: Anchoas: 20 € Almejas: 25 € Cachopo: 25 €
Valoración: Cocina: 7 Sala: 6,5 Carta de vinos: 7 Calificación: 7 / 10
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