El Balneario, un referente gastronómico frente al mar

Adolfo Jaime está consiguiendo bajo su dirección, tanto culinaria como de sala, que El Balneario de los Baños del Carmen vuelva a ser un referente para todos los malagueños y visitantes. Propuestas sencillas, con un buen producto y tratamiento en los fuegos hacen que la carta de este establecimiento sea reconocida como una de las mejores opciones gastronómicas para comer frente al mar y con vistas a la ciudad.

Este espacio forma parte intrínseca de Málaga. El Balneario de los Baños del Carmen abrió sus puertas el 16 de julio de 1918. Era un proyecto innovador para la época ya que al contrario de otros baños como los de Diana, La Estrella y Apolo, eran en mar abierto y con exposiciones al sol, siguiendo la moda de otras ciudades como Santander y San Sebastián. Durante décadas se celebraron fiestas, verbenas, regatas y conciertos de todo tipo, y en los jardines se podía encontrar desde un acuario a una fuente de la que manaba vino en lugar de agua. El éxito llegó de manera inmediata y con el paso del tiempo sobrevino la decadencia del lugar. Hoy sus gestores quieren, y lo están consiguiendo, recuperar su antiguo esplendor para ser lo que siempre ha sido, un referente del ocio junto al mar. Lo cierto es que tienen un complicado reto por muchos motivos, uno de ellos hay que buscarlo en las inclemencias del tiempo y otro en los trámites burocráticos que deben seguir para que el edificio y su entorno vuelvan a ser lo que fueron en su tiempo.

Obviando estas cuestiones y centrándonos en su oferta gastronómica, Adolfo ha sabido llevar a los fogones todo lo que el cliente espera de un restaurante con tantos recuerdos en la memoria de los malagueños. La carta de El Balneario es tradicional, aunque siempre con concesiones a elaboraciones que sin ser vanguardistas se enmarcan dentro de una cocina más actualizada, me refiero a platos como el tataki de atún, tartar de salmón o un wok de verduras con langostinos. Dejando a un lado estas elaboraciones, el resto de la oferta es muy explícita. Entrantes a base de jamón ibérico, croquetas, ensaladilla con langostinos, espetos, algunas carnes y un amplio surtido en mariscos y arroces, aunque en este apartado siempre me ha llamado la atención que en El Balneario solamente se hagan arroces caldosos o melosos. El menú perfecto que yo recomiendo a quien me pregunta sobre lo que se debe comer en esta casa no deja de ser muy tradicional. Unos entrantes en los que no pueden faltar la ensaladilla y la porra, un poco de marisco y unos espetos, pues Miguel, el espetero, es uno de los mejores que hay en toda Málaga, y para acabar, un arroz meloso de marisco. No obstante, entre el 12 y el 16 de octubre no podemos perdernos las Jornadas del Gazpachuelo que Adolfo ha preparado con sumo cuidado en atención a la tradición y la creatividad.

La sala es responsabilidad de Antonio Baños, profesional curtido en numerosos restaurantes de la ciudad.