
Portugal tan cerca y a la vez tan alejado de nuestra cultura alimentaria. Parece ser que solamente el bacalao nos une. Estando donde estamos, en una provincia rica y diversa gastronómicamente, apenas podemos encontrar un restaurante que se especialice en cocina portuguesa. Por el momento y, salvo olvido, solo he conocido uno que lleva abierto varios meses en el complejo culinario ubicado en la plaza de toros de Puerto Banús, Marbella Arena. Se trata de Torre de Belem, un pequeño local, familiar, y donde se elaboran algunos platos, pocos por ahora, de la cocina lusa.
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Dirección: Marbella Arena-Puerto Banús.
Teléfono: 645 946 284
Cierre: Lunes
Página Web: torredebelemsabordeportugal.es
Precio: Buñuelos de bacalao: 7 euros. Bacalao con nata: 18 euros. Pastel de Belem: 6 euros.
Valoración: Cocina: 7. Sala: 7. Carta de vinos: 6. Calificación: 6,5/ 10
La cocina es atendida por Andrea Gomes y en la sala está su marido, José Martins. Más familiar no puede pedirse. La carta no es muy extensa, aunque bastante contundente en la mayoría de sus platos. Junto a una selección de embutidos portugueses, muy parecidos a los que se elaboran en tierras salmantinas y gallegas, hay diversos entrantes a base de buñuelos de bacalao, croquetas de Alheira, samosas y risoles de camarones; unos entrantes en su mayoría bien resueltos y que nos pueden dar una ligera idea de cómo son las tapas portuguesas o la interpretación que esta familia hacen de la misma.
Tratándose de un restaurante portugués lo que más se echa de menos es una variedad sustancial de platos de bacalao, pues los portugueses suelen decir que hay 365 recetas distintas, una para cada día del año, donde este pescado es el rey y protagonista principal de la comida. En Torre de Belem Andrea lo prepara de tres maneras: A Braz, Ze do Pipo y con Natas. No debemos olvidar que en los siglos XV y XVI, los marinos portugueses eran los mayores exploradores. Las largas travesías marinas fueron posibles en parte gracias a los alimentos conservados y el bacalao en salazón o seco fue el más consumido. Prácticamente todos los restaurantes de Portugal sirven platos de bacalao, clásicos o más creativos, pero siempre bacalao.
El apartado de carnes de esta casa es igualmente parco, dos cortes de Angus, picaña y filete mignon, ambos a la piedra. En los postres la variedad es mucho mayor si lo comparamos con los platos principales y todos muy bien ejecutados. Otro atractivo, además de la cocina y el sabor de Portugal de sus platos, son sus vinos tranquilos de Oporto. Diferentes y a unos precios muy sensatos. Torre de Belem es uno de esos restaurantes que hay que conocer.
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