¿Dónde está la cámara oculta? Eso pensaron cuando vieron el correo de la mismísima Guía Michelin. Aire Gastrobar estaba incluido en la nueva selección de la prestigiosa publicación de las tapas rojas. Inmersos en el día a día, casi sin levantar cabeza, Pepo Frade y María Schaller no habían reparado en que algún inspector se podía haber sentado a su mesa y mucho menos ser elegidos.
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«Ha sido una enorme alegría, especialmente ahora que justo cumplimos 15 años, es un empujón importante». Casi no creen aún este reconocimiento de la guía, que cada mes incorpora una nueva tanda de establecimientos a su 'Selección España' de recomendaciones (sin estrella pero «cocina de calidad), donde se cuentan ya 21 en la provincia malagueña.
En esta ocasión, hablan de Aire como un restaurante «con alma» que transmite «sosiego, coherencia y amor por las raíces» en un local «no exento de personalidad al haber recuperado una casona centenaria» en la avenida Príes. Con un «servicio cercano a la par que profesional», recuerdan que se puede escoger entre «una carta actual de marcado sabor andaluz», un GastroMenú (recorrido por su carta en seis pases, 45 euros) y dos menús degustación (sólo con reserva previa, entre 74 y 67 euros).
Por supuesto, no olvidan en su reseña «un gran clásico de la casa»: el falso pionono, elaborado con bizcocho, chorizo, crema de queso, miel de caña y yema curada. «Ya no podemos quitarlo», advierte María Schaller sobre uno de los 'best sellers' de una carta que precisamente cambiará en apenas dos semanas. Muta con cada estación. No en vano, su 'leit motiv' siempre ha sido la temporalidad, trabajar el producto de la tierra y sorprender a menudo con platos nuevos.
«Siempre tenemos en la cabeza mejorar, ese es nuestro principal objetivo, le damos la vuelta a todo constantemente». Y es que en Aire Gastrobar todo es «hecho en casa». Desde los jazmines de la característica biznaga (su postre estrella) hasta el ajoblanco de mango, los callos de bacalao o el rabo de vaca deshuesado, entre otras tantas propuestas apegadas a la estacionalidad.
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«Antes costaba hacer entender que todo lo hacemos al momento y que eso lleva su tiempo, pero ahora se valora más», constata María Schaller, al frente de la sala de este restaurante, o casi más proyecto de vida, que comparte con su marido, Pepo Frade, responsable de la cocina. Ambos han conseguido conformar el maridaje perfecto. No podía ser de otra manera, teniendo en cuenta que comparten una cualidad: el perfeccionismo. Ahora saborean las mieles del éxito mientras planean cómo celebrar ese 15º aniversario en otoño (Aire nació en octubre). Avisan que habrá sorpresa. Y hasta ahí pueden leer.
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