Los productos Sabor a Málaga causan furor en Groenlandia

Los alimentos forman parte de la Expedición Desafío Ártico y componen la dieta habitual de los diez viajeros embarcados en el proyecto. Entre sus provisiones cuentan con chorizos y salchichones de Yunquera, quesos de diferentes zonas de la provincia, miel de caña de Frigiliana, higos secos de Almáchar, mermeladas de Benalauria y aceite de Ardales. En total, 25 kilos de productos autóctonos que les hacen sentir más cerca de casa.

Desde el pueblo de Qaqortoq, a 3.939 kilómetros de distancia de la capital malagueña, Manuel Calvo explica que los productos malagueños «están causando sensación» entre las poblaciones locales. Aunque forman parte de su dieta habitual, también han tenido la oportunidad de dárselos a probar a los inuit que habitan aquella parte del globo. «Siempre llevamos a Málaga por bandera», asegura.

Los expedicionarios llegaron hasta Groenlandia el pasado 12 de julio con el objetivo de conocer el estado en el que se encuentran los glaciares y, de paso, traerse uno a la Costa del Sol. «Actualmente estamos haciendo una parada técnica y la idea es sacarlo pasado mañana (sábado) del agua». Si todo va bien, regresarán a finales de mes.

Sobre la idea de aprovisionarse de productos malagueños, explica que su deseo era mantener dentro de lo posible la dieta mediterránea, y que para ello han contado con la colaboración de la Diputación Provincial. Aunque allí tienen a su alcance supermercados, la alimentación es muy diferente y los productos de Málaga les vienen muy bien porque no deben cocinarlos. «En un viaje de este tipo, donde las condiciones no son sencillas, nos viene muy bien tener productos que no haya que cocinar», afirma.

El aventurero confiesa que los productos malagueños fueron la sensación de la cena que han realizado esta misma semana en la isla de Unartoq, donde compartieron mesa y mantel con una familia de pescadores y cazadores que los agasajaron con truchas árticas recién capturadas y un acompañamiento de pasta. Ellos, como símbolo de cortesía, llevaron chorizo, queso y aceite. «Alucinaron sobre todo con el aceite porque les recomendamos que le echaran un poco a la pasta y no se esperaban lo que ganaba».

A nivel particular, los viajeros utilizan de forma especial unas tortas de higos secos que utilizan como barritas energéticas para los días más duros y desayunan tostas con mermelada. «Tengo que racionar los productos de Málaga porque sino se hubieran gastado todos el primer día. Cada vez que saco un chorizo o un salchichón hay gritos y fiesta», asegura el malagueño.

El objetivo de la expedición es concienciar sobre el cambio climático. Los aventureros tienen previsto recorrer más de 300 kilómetros durante 16 días y traerse a Málaga un iceberg que posteriormente dejarán derretirse en algún punto de la capital para simbolizar lo que está ocurriendo en el planeta con el calentamiento global.

La misión también permitirá poner en valor la lucha y el espíritu de superación, ya que entre los viajeros se encuentran cinco jóvenes malagueños que han superado un cáncer. La expedición será enteramente filmada para poder transmitir todos los objetivos que persigue.