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Juan Ramón García y José María Sancho, dos libreros con más de 25 años de experiencia en el sector, lo mismo te recomiendan una lectura para el fin de semana que te sirven un café y un mollete. Naturales de Villanueva del Trabuco, estos dos ... profesionales han logrado reconvertir su negocio tradicional, ubicado junto a la Universidad, en un local de moda que siempre está lleno de vida.
Q Pro Quo, en honor al abuelo del primero, se encuentra en la avenida de Jorge Luis Borges y abrió en el año 1997 como librería al uso, fundamental para surtir a los universitarios de textos especializados. Sus propietarios, que se conocían desde la adolescencia, decidieron emprender para ofrecer un servicio que no había en la zona, ya que la librería más cercana estaba en el Centro. Los primeros años fueron difíciles, pero al poco levantaron cabeza y se hicieron un nombre entre el público universitario gracias a su enorme variedad de títulos.
El cambio lo efectuaron en el año 2017, un poco forzados por el descenso de las ventas. La pérdida de peso del libro físico entre los estudiantes universitarios por la llegada de las nuevas tecnologías les obligó a reinventarse y a pensar en diferentes alternativas para mantener el negocio a flote. Entonces decidieron incorporar el servicio de cafetería, dos conceptos que, a tenor del resultado, «han maridado a la perfección».
Siguiendo el mismo modelo de negocio que ya funciona en grandes capitales europeas, ellos presumen de ser «libreros que han aprendido a hacer café». Para ello rediseñaron las dos plantas del local, redujeron el número de estanterías, sacrificaron los títulos menos vendidos y colocaron mesas, sillas y hasta una vitrina. Actualmente pueden dar servicio a unas 60 personas entre el interior y la terraza.
La librería café es ahora un espacio que invita a relajarse, donde lo mismo se puede tomar un café con una porción de tarta que obtener recomendaciones literarias o hojear un libro antes de adquirirlo. Con el objetivo de no perder su esencia, el establecimiento también mantiene una importante oferta cultural con presentaciones, conferencias e incluso cuenta con un club de lectura. Este amplio catálogo de alternativas provoca que el local sea frecuentado por profesores, universitarios, vecinos de la zona e incluso gente que aprovecha para trabajar.
Q Pro Quo abre todos los días de la semana de 8.30 a 21.30 horas y cuenta con una plantilla de nueve personas. En sus estanterías se reparten alrededor de 35.000 títulos diferentes, desde narrativa o literatura infantil hasta libros específicos de diferentes disciplinas como arte, filosofía o medicina. No contentos con eso, sus propietarios cambian continuamente los libros para incorporar las últimas novedades o los textos científicos más candentes.
Esta combinación de librería y cafetería provoca que muchas de las personas que acuden a tomar café se marchen con un libro debajo del brazo. Así ha ocurrido durante las últimas navidades, cuando los clientes han aprovechado para comprar regalos. «Muchos de nuestros trabajadores son especialistas en ambas cosas y dan muy buenos consejos», asegura Juan Ramón.
A nivel gastronómico, el local cuenta con una carta corta donde priman los alimentos de cercanía, fundamentalmente bocadillos y ensaladas. Entre sus productos estrella destacan el mollete del Trabuco (redondos y con harina por encima), aunque también ofrecen una amplia variedad de bagels, ensaladas, crepes, tartas y croissants. Respecto a las bebidas disponen de diferentes tipos de cafés, tés, smoothies e incluso copas.
Entre las recetas más demandadas destacan el santispascuis, un bocadillo especial que se prepara con un mollete del Trabuco, AOVE, aguacate de la Axarquia, tomate laminado y pavo braseado. Buen provecho y buena lectura.
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