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El incendio que ha calcinado un restaurante de Madrid y ha acabado con la vida de dos personas tras el uso de un soplete en la sala ha abierto el debate sobre la seguridad que deben reunir los locales en caso de incendio y el riesgo que supone el uso de elementos capaces de generar fuego lejos de la cocina.
Las normas de seguridad por las que se rigen los locales de hostelería vienen definidas por varias leyes estatales, aunque los ayuntamientos tienen la capacidad de hacerlas aún más estrictas vía ordenanza. Sin embargo, en ninguna de ellas se obliga a que los elementos decorativos o revestimientos sean ignífugos ni se regula el uso de sopletes u otros materiales capaces de generar fuego lejos de la cocina.
El ingeniero técnico José Carlos Laguna explica que la regulación viene recogida en el Código Técnico de la Edificación y dicho documento establece que todos los materiales utilizados deben tener una catalogación definida como C-s2, d0 -resistencia media al fuego (C), produce un nivel de humo medio en caso de arder (s2), y no produce partículas tóxicas (d0)-. No se obliga, por tanto, a que los materiales sean ignífugos (en este caso se catalogarían como A).
Para definir el riesgo de incendios que hay en el interior de los locales, y por tanto las medidas adicionales de seguridad que deben reunir, se utiliza la potencia de cocina contratada. Si es inferior a 20 kilovatios (como ocurre en la mayoría de los casos) se considera que no hay riesgo y solo se obliga al establecimiento a contar con extintores y a no implementar elementos adicionales como podrían ser rociadores en el techo. Un escalón más arriba, hasta los 30 kilovátios, se obligaría a los locales a tener seguridad adicional en la campana extractora. Pero ni rastro de una regulación mayor en la sala.
Diferentes ingenieros técnicos consultados reconocen que esta catalogación única es la que puede generar anomalías, ya que en ningún caso se valora la cantidad de decoración ni el uso de telas o cortinas que ahora suelen llenar numerosos locales. Es más, añaden que en muchas ocasiones la decoración se realiza a posteriori del proyecto y no se tiene en cuenta a la hora de valorar la carga al fuego.
Otro ingeniero especialista en extinción, Gabriel Auñón, considera que sería ideal que el Real Cuerpo de Bomberos diera el visto bueno a cualquier proyecto, aunque en Málaga sólo están obligados a visitar restaurantes de más de 500 metros cuadrados y bares o discotecas de más de 200. En el resto de locales da el visto bueno el técnico de aperturas tras analizar la documentación técnica presentada. En la mayoría de los casos no suele visitar el local salvo que encuentre alguna anomalía. «El problema es que en dicho documento no se habla nada sobre la decoración», añaden los expertos.
En referencia al uso de sopletes, Jesús Camarero, cocinero en escuela de formación explica que las cocinas cuentan con un sistema antiincendios conectado a la campana, pero que en el salón no hay esa seguridad. «Puedes hacerlo en el salón, pero debe ser en un espacio muy abierto ni estar cerca de nada que se puede prender», explica. «Si tienes material inflamable cerca hay que tener mucho cuidado», añade. En el caso de Madrid, el fuego se originó por un soplete que prendió una columna de maceteros de plástico. A falta de lo que determine la autoridad judicial, ninguna norma regula el uso de sopletes en la sala, salvo el sentido común.
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