Todo nació del encargo de un hotel para tener un pan diferente para un 'sándwich club'. «Querían un pan alveolado que le viniera bien a ese bocadillo», matiza Juan Manuel Moreno Piña, responsable de una panadería de Algatocín que se dio a conocer en buena parte del mundo por hacer el pan más caro del mundo (con oro y plata comestibles).
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Cuando recibió la petición, Juan Manuel acababa de comerse unos churros. Y ahí se encendió la chispa adecuada. «Decidimos poner la masa a fermentar, después pasarla por aceite de oliva y de nuevo a fermentar», explica este conocido panadero. A partir de ahí la masa se hornea a alta temperatura y surge el atípico, pero esponjoso y sabroso pan churro o pan de churro.
Eso sí, lo que se describe en un simple párrafo, tardó meses en afinarse. «Hicimos muchas pruebas hasta conseguir lo que queríamos», comenta Juan Manuel. La temperatura era fundamental para conseguir el producto deseado. En su empresa, Panadería Piña, decidieron bautizarlo como pan churro, porque su sabor «recuerda al de un churro o una torta frita», que es una receta popular en la Serranía de Ronda.
A diferencia de la masa frita, la hidratación del panchurro es de un 60%, veinte puntos menos. «Si le pusiéramos la misma cantidad de agua, sería muy complicado manejar la masa», aclara este panadero de Algatocín, un acogedor pueblo del Valle del Genal.
Después de satisfacer al cliente que se lo pidió para su 'sándwich club', muy pronto comenzaron a llegar pedidos de otros puntos de la provincia o fuera de ella. «Me lo piden mucho para hoteles, restaurantes y tiendas, porque es un pan muy especial y versátil», añade. De hecho, lo mismo lo usan para un bocadillo 'gourmet' que para añadirle chocolate, lo que recuerda al mejor aliado del churro en una merienda. En tan sólo unos meses han pasado a hacer entre 500 y 700 piezas diarias de este pan tan sabroso como exclusivo.
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El panchurro, que puede recordar a la textura de un 'bagel' pero con aceite de oliva virgen extra, se puede consumir en varios hoteles y restaurantes, pero también comprar directamente en la propia panadería Pan Piña, en Algatocín. Otra opción es comprarlo en La Mallorquina, en pleno centro histórico de Málaga, donde suelen tener tanto éste como otros panes de distintos puntos de la provincia de Málaga. El formato más extendido es el pan de 80 gramos, que suele venderse en bolsa de 4 unidades a un precio que ronda los 3 euros.
Pan Piña es una panadería familiar de Algatocín, adscrita a la marca promocional Sabor a Málaga, que dio su gran salto a la fama con la elaboración de la masa más cara del mundo, un pan de oro y plata comestibles que tiene un precio de casi 4.000 euros por kilogramo. Pero más allá de esa hogaza, al alcance de muy pocos, esta empresa de Algatocín ha ido expandiéndose por las numerosas referencias de calidad que salen de su horno.
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Así, allí se puede adquirir el pan bandolero, un tipo de mollete que también sorprende por su textura, o su pan antiguo, que lleva una doble fermentación (cada una de 18 horas y a distinta temperatura), que se ha convertido en uno de sus productos estrella. «Lo tenemos en El Pimpi o en Puente Romano y es un pan que es también muy versátil», define Juan Manuel.
Además de los citados, tanto en su sede de Algatocín como en su tienda on line, esta panadería dispone de cientos de referencias distintas que giran en torno a la calidad de la materia prima y a una elaboración artesanal. Al igual que hace desde 1940, cuando fue fundada por José Piña y su esposa, Manuela Corrales.
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