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Marina Martínez
Martes, 19 de abril 2016, 00:17
Que Ferràn Adrià no dudara en cambiar la agenda y aplazara una presentación con Disney dice mucho de lo que iba a ocurrir. Y ocurrió. La confluencia astral se produjo ayer en lo que algunos ya calificaban como el evento gastronómico del año. Nunca mejor dicho. 71 estrellas Michelin reunidas para rendir homenaje en Marbella al considerado el chef del siglo, Joël Robuchon. Conocida es la querencia a España del cocinero francés (buena prueba no sólo es que tenga casa en Alicante sino también que se haya inspirado en las barras de tapas para poner en pie su exitoso formato LAtelier). Sin embargo, fue el primer sorprendido cuando Dani García le comunicó la idea de regalarle este reconocimiento. Aunque no tanto como el marbellí, que no daba crédito a que el cocinero con más estrellas Michelin del mundo (28) aceptara la invitación. Así. A la primera. Como el resto de cómplices con los que el marbellí cocinó anoche en su restaurante de Puente Romano. En total, 19 chefs con sus correspondientes equipos. Los grandes.
Ninguno se lo pensó dos veces. Cada uno reinterpretaba un plato de Robuchon, todo un referente que, ya un situ, se mostró impresionado ante la envergadura del evento. Tanto que se quedó sin palabras, al menos con la prensa. No esperaba lo que le tenían preparado Daniel Humm (Eleven Madison Park-Nueva York), Paco Pérez (Miramar), Quique Dacosta, Joan Roca (Celler de Can Roca), Ángel León (Aponiente), Alber Adrià (Pakta), Andoni Luis Aduriz (Mugaritz), Ricard Camarena, Rodrigo de la Calle (El Invernadero), Toño Pérez, Marcos Morán (Casa Gerardo), Paco Morales (Noor), Paco Roncero (La Terraza del Casino), Sebastian Frank (Horvath), Ramón Freixa (Hotel Único), Francis Paniego (El Portal de Echaurren), Josean Alija (Nerua) y, por supuesto, Ferrán Adrià. «Me señaló como su sucesor, me cambió la vida», reconocía el fundador de El Bulli, casi hipnotizado con ese buen ambiente «como el de antes, sin competitividad» que volvía a vivir en Marbella un año después de ser él mismo el que recibiera el homenaje impulsado por Dani García.
Y es que el marbelli dejó una vez más claro que le «encantan los retos» en una tercera edición «única» de sus A Cuatro Manos, ya un clásico para muchos y, en este caso, parada obligada para otros tantos. Como Paco Roncero, que adelantó su vuelta a España desde Colombia para no perderse la cita. Langostino crujiente macerado en albahaca era su aportación. La cuajada de erizos de Cádiz con hinojo corría por cuenta de Ángel León, mientras que la velouté de habas y guisantes fue cosa de Joan Roca. El espárrago blanco con textura de almendra tierna, caviar y perretxicos lo ponía Francis Paniego; la empanadilla de kimchi, Rodrigo de la Calle; el caviar con jamón y coliflor, Daniel Humm; el turbante de contramormo de atún en espagueti y consomé de tórtolas, Dani García... Y así hasta 20 platos que ellos mismos se habían encargado de probar a mediodía. Porque, desde bien temprano, Dani García Restaurante era un hervidero. Ir y venir. Reuniones. Pruebas. Pero también risas y ese buen rollo que se ve año tras año en el dos estrellas Michelin de Marbella.
Un «festival de amigos», resumía Roncero. Sin perder de vista el compromiso, iban a pasarlo bien y a disfrutar del momento. No lo negaba, por ejemplo, Ángel León: «Estar aquí es un sueño, quedará para los anales». Tampoco Ramón Freixa, para quien la iniciativa de Dani García es una demostración más de que la cocina española «es generosa y no se olvida de los grandes». Un acto de humildad», añadía Francis Paniego, «muy orgulloso y agradecido» de poder formar parte de este reconocimiento en el que tampoco podía faltar Rodrigo de la Calle, que desde hace dos años colabora con Robuchon.
«Es lo más bonito que me ha podido pasar», confesaba modesto en medio de una vorágine que hoy tendrá continuidad, aunque más reposada, con la cena que ofrecerán Dani García, Ángel León y Paco Morales bajo el título de Unplugged, por su particularidad: cocinarán con técnicas anteriores a 1995, «cuando estábamos empezando a pensar», avisaba el marbellí. Mañana, las jornadas recuperan la filosofía del clásico a cuatro manos por la que nacieron. Para empezar, Dani García compartirá fogones con el tres estrellas Michelin de Nueva York Daniel Humm, mientras que el jueves lo hará junto a Sebastian Frank, dos estrellas Michelin de Berlín, para cerrar cuatro días de alta cocina. Entre 350 y 450 euros el cubierto. Plazas agotadas. Un año más.
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