Una experiencia única para conocer la pesca y la cocina marinera en la Caleta de Vélez

Sebastián Martín y Lourdes Villalobos son una pareja vinculada al mundo de la pesca desde hace años. Ambos han trabajado a bordo de barcos y Sebastián, miembro de los Chinchines de la Caleta de Vélez, marineros de generaciones, desguazó su último barco al tiempo que, preocupado por el futuro de su oficio, se matriculaba en Biología y pensaba en la necesidad de acercar al público la realidad de su mundo.

La pareja lo ha conseguido, y hoy, ofrece una experiencia única de aproximación a la cocina marinera, con la conjunción de un barco para excursiones didácticas y uno de los mejores restaurantes de pescado de la zona, Chinchín Puerto, en el atraque del actual puerto deportivo de La Caleta.

La zostera, planta marina hoy extinguida que componía la mayor pradera marina de la costa malagueña, presta su nombre al catamarán Zostera, propiedad de Martín, embarcación con la que el pescador ofrece actividades de ocio y didácticas en el entorno para particulares y para grupos de colegios. Las excursiones se adaptan al tiempo, a los grupos y a las preferencias. Pueden empezar con una visita a la Cofradía de Pescadores de Caleta para conocer a rederos y pescadores y una pequeña salida al mar para conocer la fauna marina de la zona, o consagrarse al ocio escogiendo actividades como el snorkel en los acantilados de Maro, la inmersión con delfines si hay grupos de cetáceos cerca, o simplemente disfrutar de una comida o coctelería a bordo.

Experiencia gastronómica

Pero para que la experiencia sea completa, merece la pena hacer un hueco para una visita al restaurante de la familia, en cuyos fogones reina Lourdes Villalobos. Experta conocedora del pescado y el marisco de la zona, Lourdes completó su formación estudiando Cocina en la Escuela de Hostelería Castillo del Marqués, donde ahora la hija de la pareja completa la formación en la especialidad de Sala. Su yerno completa la plantilla de un restaurante familiar donde, como ellos señalan, «lo hemos aprendido todo en el camino, poniendo mucha pasión en lo que hacemos y mucha voluntad».

La lonja de la Caleta de Vélez queda a escasos metros del restaurante, por lo que, igual que otros restaurantes de la zona, se abastecen allí, lo que garantiza la frescura del género. Otra peculiaridad es que, junto a los pescados y mariscos más cotizados, en Chinchín Puerto se pueden comer exquisiteces menos conocidas como las gambas cristal, blancas y de caparazón blanco, que se sirven fritas en una capa de harina finísima; la gallineta (cabracho) frito entero, el rape al Chinchín (la cola a la plancha y la cabeza frita, las alas de raya a la plancha o delicias como las tiras de pintarroja que el propio Sebastián cura al aire y que se sirve en su punto de sal y oreado, o la caballa marinada en sal y azúcar que borda Lourdes, además de algunas ingeniosas creaciones culinarias, como el aliño de ajoblanco con el que presenta las conchas finas. Los días de diario se ofrece además un amplio repertorio de platos de cuchara que varía en función de lo que la mar depare. «Aquí dependemos de eso, es nuestro compromiso», explica Lourdes, y añade: «lo que no hacemos es comprar nada de fuera. Una aproximación al mundo y a la cocina marinera local.