Esperanza Peláez
Viernes, 25 de diciembre 2015, 22:52
En el corazón de los Montes de Málaga, Colmenar fue parada y fonda de viajeros en los tiempos en que la carretera que unía Málaga y Granada atravesaba la comarca, no solo por estar entonces a pie de carretera, sino porque sus productos más ... emblemáticos, vino, chacinas, miel o quesos de cabra, bien valían una parada. Diciembre era en tiempos un mes importante por dos razones. Una, que el vino mosto del año empezaba a estar en su mejor momento para disfrutarlo, y dos, que era la época en que las familias hacían la matanza del cerdo que se había engordado durante todo el año. En un ambiente festivo, el animal se sacrificaba, desangraba, pelaba y despiezaba, dando lugar a un sinfín de elaboraciones, desde las morcillas, los chorizos, lomos, morcones y otros embutidos, hasta los chicharrones o las piezas de panceta, tocino y huesos salados que después alegrarían la despensa todo el año, acompañadas de vinos secos y dulces elaborados con uvas como la Pedro Ximénez, que según los expertos se crían en la zona mejor que en ningún otro sitio; la Moscatel, la Corazón de Cabrito o la uva Del Rey.
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De aquel pasado conserva el pueblo una notable tradición chacinera, con nombres como Rimicol, Beatriz e Hijos, La Colmena o Industrias Cárnicas Perdiguero, que sin haber perdido del todo su condición de empresas familiares, son muy activas y ofrecen calidad y variedad de especialidades desde los lomos cocidos, asados a la brasa o mechados, hasta los morcones de morcilla o chorizo, zurrapas de manteca blanca o colorá, chicharrones, presas embutidas y por supuesto, los chorizos dulces o picantes, las morcillas y los jamones.
Visitas gastronómicas
El pasado domingo, Colmenar celebraba su Fiesta del Mosto y la Chacina, pero muchas de las empresas chacineras del pueblo ofrecen durante todo el año la posibilidad de visitar sus instalaciones y adquirir sus productos in situ. Por ejemplo, la pequeña pero activa cooperativa Rimicol abre su despacho de venta al público en la propia fábrica con un apabullante surtido de productos de elaboración propia de gran calidad, al que se suma un expositor con varios aceites de oliva virgen extra de la zona.
Una visita a la que se le puede sumar por ejemplo el atractivo de conocer el único museo dedicado a la apicultura y a la miel de toda la provincia, el Museo de la Miel de Colmenar (el nombre del pueblo, como pueden suponer, tiene relación con esta tradición apícola), que gestiona la Asociación de Apicultores Miel de Málaga y que es perfecto para ir con niños. Las visitas guiadas y actividades especiales (como ir a ver las colmenas) se pueden concertar con antelación.
Otra visita de interés es la de la bodega José Molina, un colmenareño apasionado del vino y de su historia que se empeñó en reproducir el mítico Mountain Wine, vino de los Montes del que hablaban los cronistas, y produce el único PX naturalmente dulce de la provincia, además de vino melado y tinto de uvas cultivadas en la zona. Y para terminar, son obligatorias las migas o los platos como el aliño de asadura, la morcilla con tomate, los callos o la carne de monte, ejemplos del vínculo de este pueblo con la tradición de la matanza y la carne de cerdo.
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