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Gabriel Olveira Fuster
Lunes, 26 de octubre 2015, 21:22
El otro día asistí con atención a una conversación acerca de los innumerables beneficios del silicio. Es de los típicos micronutrientes que sirven supuestamente para todo: igual previene de un infarto (por que baja el colesterol y la tensión) que facilita la mineralización de los ... huesos (por que se transmuta el silicio en calcio); también mejora la acción de los linfocitos y aumenta su número o intervine en la integridad del tejido conectivo (que forma los ligamentos, tendones o cartílagos) Y además, es un producto 100% natural. ¡Qué más queremos!
Con estos mimbres no es extraño que, si usted teclea en Google silicio orgánico, aparezcan aproximadamente 501.000 resultados (en 0,12 segundos). Como no podía ser de otra forma, las páginas web, además de ensalzar sus múltiples beneficios (basados en citas bibliográficas de mucha autoridad), te dirigen a empresas que venden a módicos precios el nuevo bálsamo de Fierabrás.
Con la curiosidad de médico dedicado a la nutrición, también fui a buscar en la fuente primaria de los artículos científicos el pubmed- (donde pensaba inundarme de razones para emplear el silicio orgánico en mi práctica clínica). Les resumiré por no aburrirles: el silicio procedente de la dieta es necesario para la correcta salud del hueso y del tejido conectivo. Sin embargo, aunque en animales se conoce más sobre su significado biológico, se necesitan más estudios en humanos y, especialmente, no está claro el papel de su suplementación o cuáles son las dosis diarias recomendadas. Una confidencia más: la cerveza es una de las fuentes dietéticas más abundantes de silicio.
Con demasiada frecuencia la mezcla de lo natural, lo científico y, en ocasiones, lo mágico, vende mucho, pero por desgracia, suele estar fundamentado solo en medias verdades Y no hay peor mentira que una verdad a medias, especialmente cuando se pone en juego la salud y/o la buena fe de los consumidores. Elevar al estatus de evidencia teorías no confirmadas, puede resultar dañino (como mínimo, para los bolsillos de los compradores). Para más Inri, los controles a los que se someten algunos de estos productos naturales son, en muchas ocasiones, inexistentes. Sin embargo, sepan que no todo lo natural es sano (como ejemplo, la cicuta: no hay nada más natural, pero mata). Les recomiendo entonces que, si lo que quieren es mortificarse, escojan un buen cilicio, pero si lo que desean es tomar silicio natural elijan mejor una cerveza.
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