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Marina Martínez
Miércoles, 6 de mayo 2015, 22:08
¿Se puede distinguir en la mesa si un plato lleva la firma de un cocinero o de una cocinera? Ellas lo tienen claro: no. A la hora de trabajar, no entienden de sexos. Al menos ellas no. Otra cosa es que los derroteros de la vida hayan hecho que los hombres hayan sido los que han escalado más alto en esto de la cocina. ¿Por qué? Fundamentalmente, por la difícultad de conciliar lo laboral con lo familiar. Para muestra, el botón de Gastroarte: de la treintena de cocineros de la lista, solo tres llevan nombre de mujer. A saber, Charo Carmona, Cati Schiff y Celia Jiménez.
Minoría, pero con cada vez más peso entre la mayoría. Y más aún, unidas. Como ayer. A seis manos, se encargaron de elaborar el menú del último Cocinando entre amigos de Málaga Gastronomy Festival. Lo hacían en el restaurante antequerano Arte de Cozina. Charo Carmona jugaba en casa. Como invitadas, Schiff, la reconocida repostera de Fuengirola, y Celia Jiménez, primera mujer estrella Michelin de Andalucía.
Pero las tres como si trabajaran juntas a diario. Se conocen bien. No fue difícil encajar en un mismo menú cada una de sus formas de ver la cocina. Delicadas pinceladas con una base común: la materia prima de la tierra y productos de temporada. Ninguna entiende la cocina fuera de eso. Como cualquier hombre. «No me siento diferente por ser mujer aunque es verdad que cuando hay que ceder, la mujer cede más que el hombre», advertía Celia Jiménez al mismo tiempo que ultimaba su versión de la ensalada de bacalao.
Mientras, Carmona preparaba el pan para su personal perdiz en sopa de gazpacho de naranja. «Tener una vida familiar plena es muy complicado, la mujer ha tenido que elegir». Sabe de lo que habla. Ahora se dedica en cuerpo y alma a su restaurante de Antequera. Pero ha sido a partir de cumplir los cuarenta. Todas coinciden en que no es fácil sacar a la vez adelante a los hijos y el restaurante. «A veces me siento culpable por no poderle dedicar más tiempo a mi hija», añadía Cati Schiff. Su especialidad es la pastelería. Yen ella se ha hecho un hueco importante. No porque su padre fuera Paul Schiff (primer estrella Michelin de Andalucía). Al contrario. Ser su hija siempre supuso una mayor responsabilidad. «Me llegué a preguntar si sería capaz de defender el apellido», reconocía esta apasionada de la respostería. A su juicio, a la mujer le queda aún «un largo camino por andar». Mientras tanto, ellas seguirán poniéndole las mismas ganas al día a día. Como cualquier cocinero. Al fin y al cabo, como recordaba Carmona, «es un oficio que necesita pasión». Al margen de sexos.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
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