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Una masa de pan que esconde un huevo en su interior. Así es el hornazo. O 'jornazo', como se le llama popularmente en el pueblo de Cártama. Allí, a diferencia de otras localidades andaluzas, la elaboración y consumo de este sencillo producto no está asociado a una romería o a la festividad de San Marcos sino al Domingo de Resurrección.
Hace ya más de una década que el Ayuntamiento de Cártama apostó pro recuperar esta costumbre gastronómica, vinculándola a una ruta de senderismo. Pero, antaño lo que se hacía básicamente en la tarde del último día de la Semana Santa era merendar en un campo cercano, en familia o con amigos, bajo a la sombra de un árbol y si hacía mucho calor. Era un día de diversión y alegría, muy esperado por los vecinos.
Los tiempos han ido cambiando y la costumbre de los 'jornazos' se han adaptado relativamente. Si antes lo normal es que los vecinos elaboraran las masas en sus hogares y los llevaran a un obrador o panadería para que se los hicieran en sus hornos, hoy se encarga todo en estos establecimientos. Es el caso de la confitería de San Miguel, situada a un paso del Ayuntamiento de Cártama. Allí, Juan Martín, ya jubilado, recuerda aquellos tiempos pretéritos en los que niños y mayores aguardaban a sus hornazos con mucha ilusión.
«Para cada Domingo de Resurrección cada año elaboramos entre 250 y 300 'jornazos' en el obrador», apunta Juan. Normalmente se hacen el día anterior, ya que se requiere mucho tiempo para hacer estas masas, que llevan entre sus ingredientes harina de trigo, agua, levadura, masa madre y sal. Una vez hechas, las masas, se mete en su interior un huevo fresco. De esta forma, los dos elementos principales de este producto se cocerán al mismo tiempo en el horno.
La tradición también marca que estos 'jornazos' se hacen con formas de animales, como cerditos, pavos, pájaros, tortugas o erizos. También los hay con formas de cestas. Manda la imaginación y la creatividad. «Antes, cuando los vecinos eran los que hacían sus masas en casas, nos traían verdaderas obras de arte», recuerda el fundador de la confitería San Miguel.
El precio de estas masas de pan con su huevo tienen un precio de 2,30 euros en este establecimiento del centro de Cártama, que es conocido también por sus dulces tradicionales.
Esta semana son muchos los vecinos los que se han acercado a reservar su hornazo para seguir siendo fieles a la tradición. Hay un cartel que desde hace días recuerda que es conveniente encargarlo para poder llevárselo el mismo sábado por la tarde, ya que el domingo el establecimiento cierra. Además, cada año el Ayuntamiento de Cártama encarga a este obrador algo más de un centenar de hornazos para repartir gratuitamente a los que se haya inscrito previamente (el plazo terminaba el 26 de marzo). La cita será en el complejo deportivo de la localidad donde los niños podrán hacer una ruta de senderismo de baja dificultad y posteriormente talleres al aire libre.
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