Los Marinos José reabre tras un cambio radical

Hoy es él quien lleva las riendas del negocio familiar al lado de su hermano Pablo, uno al frente de la sala y el otro, de la cocina. Junto a ellos, otros tres hermanos: Marcos, Laura y Ana Belén. Lo llevan en la sangre. Todo queda en casa. Y ellos son los pilares. Pero en total suman ya quince personas las que reman a diario en este templo del pescado y el marisco, situado en pleno paseo marítimo de Fuengirola, con dos Soles de la Guía Repsol, recomendado por la Guía Michelin y considerado uno de los mejores restaurantes de producto de Europa. De ahí que el libro de reservas esté siempre a rebosar.

Pese a ello, sentían que tenían que dar un salto. Y no por perseguir más condecoraciones. «Simplemente habíamos caído en la rutina, estábamos estancados, necesitábamos una motivación. Yo quería agrandar la cocina y ya decidimos hacer un lavado de cara, pero se nos ha ido de las manos», comenta sonriendo Pablo Sánchez al otro lado de la barra, desde su nueva cocina, ahora abierta.

Es una de las muchas novedades con las que acaba de reabrir tras pasar por las manos del equipo de Lago Interioriza, que ha transformado el espacio en un reflejo de su cocina: materiales metálicos como homenaje a los puestos de mercado y tonos neutros y texturas suaves como guiño a la serenidad del Mediterráneo.

Más moderno, más amplio y luminoso, con reservado, terraza aclimatada, vinoteca y mobiliario renovado... aunque con capacidad reducida a unos 85 comensales (antes eran veinte más). «La idea es que fuera así para que hubiera más comodidad tanto para el cliente como para nosotros, y de esta forma poder dar un mejor servicio», explica Pablo Sánchez, que ha ido creciendo en la cocina a golpe de vocación, inquietud y trabajo.

Después de casi 24 años 'escondido' en ella, gana visibilidad buscando una mayor interacción y cercanía con el cliente. Ahí entra en juego una barra para seis personas, o mejor dicho, «para disfrutones», como advierte Pablo… y hasta ahí puede leer. Habrá que esperar aún para sentarse a esa barra.

Acaban de reabrir, prefieren darse un periodo de rodaje hasta adaptarse. «Cuesta hacerte con la disposición de todo ahora, te vas a buscar las cosas donde estaban antes y así estamos todo el día de un lado a otro», cuenta Laura Sánchez entre risas en su puesto, ya preparada para recibir a los primeros clientes.

Tranquilos, que el siguiente en darles la bienvenida sigue siendo ese suculento mostrador de pescado y marisco tan característico del restaurante fuengiroleño. Sólo cambia unos metros, de la izquierda al frente, y en una ubicación con forma circular y más propia de lo que muchos ya lo conocen como la 'joyería' de Los Marinos José.

Aunque, junto a la insuperable materia prima que se preocupa de conseguir Pablo acudiendo a la lonja a diario, el otro eje del establecimiento es el servicio. Sincronizados al máximo, se mueven como pez en el agua bajo la batuta del mayor de los hermanos. En las mesas, ahora sin manteles, lo habitual y a los precios habituales.

Por mucha reforma que hagan, son incapaces de cambiar la marca de la casa: esa ambición de servir y preparar el mejor producto. «Para nosotros sería más fácil ofrecer sólo un menú, pero no queremos limitar al público y, sobre todo, no queremos dejar de atender a un cliente fiel desde hace muchos años». Los Sánchez López no tienen duda alguna. Casi medio siglo de evolución constante le avalan. Ahora sólo han renovado el envoltorio. Poco varía en el fondo.