Kanema: una cocina reactualizada

Antes de nada, hay que tener muy en cuenta que la Costa del Sol oriental marca muchas diferencias gastronómicas si la comparamos con buena parte de la occidental. La restauración de Nerja y poblaciones cercanas nada tiene que ver con los gustos, estilos y cocinas que se desarrollan en Marbella y alrededores. Esa diferencia viene muy marcada por los propios comensales y eso lo entiende muy bien Sergio y otros cocineros de la zona.

En Kanema, nombre compuesto por las iniciales de Capistrano, aunque se haya cambiado la Ca por la K, la NE de Nerja y la sílaba MA de mar, nos vamos a encontrar con una carta sencilla de influencia mediterránea muy marcada por un estilo culinario propio. Lo que más me gusta de su carta es precisamente su sencillez, tanto en el número de platos, como en su definición. En las entradas frías me quedo con el plato de quesos internacionales por la correcta elección de los mismos y con un clásico entre los clásicos, el pastel de centollo y queso. Si buscamos un plato de cuchara para empezar, mi recomendación se inclina hacia los callos Kanema, pues tienen ese toque personal que Sergio imprime al reactualizar la cocina de siempre o con un plato que por desgracia apenas se encuentra ya en las cartas de los restaurantes, la sopa de cebolla gratinada. Las carnes, como el jarrete de cordero a baja temperatura o la presa con crema de boniato y quinoa son el fuerte de esta casa, sin olvidar algunos arroces.

La carta de vinos quizá debería ampliarse hacia referencias más actuales.

Este es otro de esos platos de la cocina ecléctica que nunca pasan de moda. En esta casa lo preparan con un buen fondo del crustáceo y un toque de queso kraft que le aporta más consistencia al propio pastel y no le resta sabor.

Los garbanzos guisados son un magnífico complemento de los callos de ternera. Los callos Kanema, al estilo particular a la vez que tradicional de Sergio, son uno de los platos de cuchara más interesantes para los que buscan sabores de siempre.

Un postre clásico de la cocina europea. En esta tarta de manzana la dificultad reside precisamente en la masa de hojaldre. Muy correcta sin llegar a ser sobresaliente. La crema de vainilla realza el sabor de la misma y endulza la manzana laminada.

Es, sin duda, uno de los mejores platos que nos vamos a encontrar en la carta. Un buen jarrete en cuanto a tamaño al que Sergio le da el tiempo preciso de horno para que no pierda jugosidad. Un toque crujiente y dulzón de la piel horneada.