Una de gyozas malaguitas en Ryma's Gastrobar

Tienen ADN japonés, pero ya están más que integradas en Málaga. Quien más y quien menos tiene gyozas en su carta. Esas empanadillas de origen oriental que habitualmente se rellenan con carne o verdura. Pero en Huelin hay un lugar en el que se pueden probar con marcado acento malagueño: Ryma's Gastrobar.

En esta esquina de la calle Las Navas se sirven con chipirones en su tinta. De ahí su color negro: la base de la masa es la típica, con harina, agua y sal, pero el toque diferencial es la tinta de calamar que se le añade. Tras reposar en frío, se hacen pequeñas porciones redondas de las que saldrán las gyozas. Como relleno, un guiso con calamar, chipirón, ajo y cebolla. Y como acompañamiento, salsa kimchi, también casera.

«Este es un plato que tenemos desde el principio porque a la hora de plantear la carta nuestra intención era tener básicos como el pescaíto frito y el arroz, pero también algo nuevo y diferente que a la vez tuviera esencia mediterránea y sobre todo malagueña», explica Ricardo García, uno de los impulsores de este restaurante que nacía el pasado mes de octubre de «una pasión común por la gastronomía y una amistad de toda la vida». Tanto que el nombre responde a sus iniciales: Ricardo García y Manuel Moral.

Amigos desde niños, decidieron unir fuerzas y poner en marcha un proyecto en el que pudieran desarrollar esa vocación compartida. Moral, con algunas tablas más que García (ingeniero) después de casi 20 años en el mundo de la hostelería, pero ambos con el mismo objetivo de «buscar lo mejor, potenciando el producto fresco y la elaboración propia».

«Nunca hemos querido recurrir a quinta gama ni a precocinados, sino hacerlo todo desde cero, es la forma de diferenciarte y tener tu propia personalidad. De esta manera, te puedes comer algo parecido en otro sitio, pero nunca igual», advierte Ricardo García, incidiendo en todo momento en la «suerte» de haber encontrado un equipo como el que tiene, comandado en cocina por Borja Ramos.

Entre los destacados de una variada carta, entrantes como los torreznos, las patatas bravas hojaldradas o la ensaladilla rusa con pulpo, pescados como el bacalao al horno con aliloli de ajo negro o el atún en escabeche, carne como las chuletillas de cordero lechal, y arroces como el de bogavante o el de abanico ibérico con foie y setas. Si es de los que no perdonan el postre, el arroz con leche o la tarta de queso (que sabe a queso) son buenas elecciones.

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