El donut de rabo de toro de Mi Niña Lola

No sólo de vistas vive Mi Niña Lola. Las suyas son de las mejores de Málaga. No hay duda. Pero la cocina del restaurante de La Coracha no se queda atrás. Está a la altura. Y nunca mejor dicho. Con Pablo Rutllant a los mandos, tiene mucho bueno entre lo que elegir, aunque en el top ten está el donut de rabo de toro. Se elabora a partir de un guiso tradicional con este tipo de carne, que luego se desmiga y se moldea con forma de donut. Lo congelan, lo pasan por una masa de donut y lo cocinan.

Sólo le faltaría el 'topping' de crema de parmesano y chocolate blanco y, ya el remate final, mucho más parmesano rallado y el jugo de cocinar el rabo de toro, que reducen y mezclan con amaretto. Esa salsa resultante llega a la mesa en una taza de café que se sirve por encima para terminar de redondear esta propuesta del equipo de Rutllant tan atractiva como jugosa por la presentación y por la fusión de texturas y sabores.

En realidad, es el sello que marca toda la cocina de este restaurante basado en un concepto que denominan «alta cocina joven». Creativa, sabrosa, exótica pero con raíces, llena de técnica, divertida (rebañar y comer con las manos es obligado), la cocina de Mi Niña Lola está diseñada para que el comensal disfrute desde que se sienta y abre la carta. Él elige su propio menú. Difícil decisión entre originales propuestas como el 'fish sin chips' (con pintarroja en varias versiones), la croqueta carabinera XL o el pichón en tartaleta con chocolate amargo y manzana asada.

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