Los caracoles de la taberna Los Hidalgos

Los amantes de los caracoles tienen en la capital un lugar de peregrinaje obligado. La taberna Los Hidalgos, en la calle Duque de la Victoria, en pleno Centro Histórico, es el templo de los moluscos testáceos. Allí los elaboran a la manera tradicional, con la misma receta familiar que utilizan desde el año 1968.

Pedir unos caracoles en este negocio es prácticamente una obligación. Casi lo mismo que mojar mucho pan en la salsa, que elaboran con muchas almendras y un suave toque picante. ¿El resto? Secreto de la casa que celosamente guarda Ángela Hidalgo, la responsable de que todos los platos sepan como en casa.

En este pequeño establecimiento presumen de haber preparado más de 500.000 kilos de caracoles a lo largo de su historia. Empezó preparándolos la madre de Ángela con la receta de su abuela, continuó su padre y ahora lo hace ella, que no deja que nadie más meta mano en su olla.

La cara visible del negocio es Antonio Medina, quien recuerda diferentes anécdotas relacionadas con este plato. Especialmente confiesa varias con suegro, que siempre utilizaba la misma olla y medida. «Él no sabía preparar un kilo o dos, sino una olla», explica.

La olla en cuestión, siempre la misma, pasó a la historia por el elevado uso. Se puso tantas veces al fuego que hasta se le hicieron boquetes en culo. «Una vez entraron a robar y a mi suegro no le preocupaba si se habían llevado dinero o comida; lo único que le preocupaba es que su olla siguiera allí».

En la actualidad ofrecen la ración al precio de 12 euros, aunque reconoce que el coste de la materia prima se ha duplicado en el último año. Además de los afamados caracoles, en la taberna Los Hidalgo son especialistas en las croquetas de piñones y en pajaritos fritos. Aunque eso dará para otra gastropista.

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