El ajoblanco con sardinas ahumadas de Boca Llena

Podríamos poner muchas excusas para ir a Boca Llena. Pero hay una poderosa: el ajoblanco con sardinas ahumadas. Un plato que no se puede mover de la carta. No les dejaríamos a los hermanos Rafael y Alberto Sánchez, artífices de este desenfadado restaurante ya más que afianzado en Teatinos. Seis años después de su apertura, hoy con Karlos Tirado al frente de su cocina fusión, sigue siendo un buen plan para almorzar o cenar.

Empezando, por ejemplo, con el mencionado ajoblanco, que en Boca Llena elaboran con pan cateto, almendra, aceite de oliva, ajo y un poco de vinagre. Nada de sal. El toque dulce lo aporta el mosto, ingrediente que le da su personalidad. Se sirve en mesa sobre uvas negras, sardina ahumada y ralladura de nuez. Ideal, especialmente en esta época.

Puede ser un buen entrante junto a los buñuelos de bacalao, los canelones de rabo de toro, los raviolis de carrillada con salsa trufada, lasaña de vaca madurada con bechamel de queso de cabra, el tartar de gambón y vieiras con gazpacho de jalapeño o la famosa rusa del mono. Sí, del mono porque es la 'mascota' de Boca Llena. Tanto que actúa como hilo conductor de la carta. Y hasta ahí podemos leer. Hay que comprobarlo in situ.