Una vez más, los vídeos virales tienen la culpa de que algo se haya puesto de moda. En este caso, todo parte de Corea del Sur. En el país asiático, muchos 'tiktokeros' han conseguido extender el último fenómeno en bollería más allá de sus fronteras. De allí a California y, como era previsible, de Estados Unidos al resto del mundo. Por supuesto, también ha llegado a Málaga este nuevo invento: el 'flat croissant', o lo que es lo mismo, un cruasán aplastado.
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Sí, parece contradictorio. «Es verdad que muchos lo ven como un crimen, preparar el cruasán, con sus capas aireadas y sus láminas, para después aplastarlo... pero a nosotras nos pareció una tendencia divertida. Al fin y al cabo es una moda, a la gente le gusta probar cosas diferentes», justifica Rocío Bonilla, que capitanea San Chocolate junto a Inés Ledesma en Fuengirola.
Siempre les ha gustado ser creativas y originales, por eso no dudaron en lanzarse también con esta nueva propuesta que es una especie de complemento a su oferta habitual. «Como hacemos muchos cruasanes todos los días, en torno a 50/60, dejamos unos 10 o 15 para aplanarlos, generalmente un par de veces por semana. A la gente le encanta», apunta Bonilla, explicando que este cruasán planchado -como prefiere llamarlo- se elabora como uno normal y luego se carameliza, adquiriendo un «cierto toque garrapiñado».
El siguiente paso es aplastarlo y hornearlo con peso encima. El resultado tiene cierta similitud con la palmera y su hojaldre crujiente, aunque más fino aún. Y, en San Chocolate, con coberturas como pistacho, chocolate negro con almendras y nueces, chocolate blanco, galleta lotus o chocolate rosa de fresa. Próximamente, además, se podrán llevar en cajas para regalo como los cinnamon rolls, las cookies o los cruasanes normales.
«Como pastelera, reconozco que es un delito, pero me gusta seguir las modas, ¿por qué no?», añade, por su parte, Raffaella Panico, junto a su pareja, Luigi, al frente de Caramello Salato (calle Carretería), otro de los pocos obradores aún que se han animado en Málaga con esta novedosa idea que también asemeja con la palmera Raffaella.
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Como buena napolitana, elabora el cruasán italiano. Advierte de que es diferente al francés: lleva huevo, la masa es abriochada y requiere más tiempo de horneado. Tras el éxito de los New York Rolls, se ha atrevido también con los 'flat croissants'. En su caso, con cobertura de kinder, oreo, chocolate con naranja y crema de pistacho (que traen directamente de Sicilia).
También ella admite que gustan a sus clientes. En realidad, más que a los propios pasteleros. Hay controversia. De hecho, son más de uno y de dos los obradores que se resisten a caer en la moda. «Es una pena arruinar el trabajo hecho, con lo que cuesta», advierte Leila González, de Sueño Pastelería Francesa.
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En la misma línea opina Puri Morillo, de Daza, que no se cierra en banda a las modas, pero sí a esta: «Requiere esfuerzo conseguir esa esponjosidad y ese resultado alveolado para después aplastarlo. Se pierde la esencia». «Para mí es un maltrato al cruasán», sentencia Carlos Pérez, que tampoco se plantea incluirlos en las cartas de Fermento o Julieta Coffee. ¿Aberración? ¿Moda pasajera? ¿Acierto como cruasán-palmera? El tiempo lo dirá.
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