Feliz día, cocineros

Seguramente sea difícil transmitir en estas líneas su trabajo. Porque va mucho más allá de preparar diferentes recetas, es un oficio que exige paciencia, constancia y buen hacer. Los cocineros se enfrentan diariamente durante las jornadas de trabajo, al calor intenso de las ollas y sartenes, y a la responsabilidad de brindar experiencias memorables a los comensales.

Para muchos de ellos, las celebraciones personales suelen posponerse; llegan tarde a las reuniones familiares o a los eventos importantes, muchas veces solo a tiempo para el postre. Y es que ser cocinero no supone solo un trabajo, es una vocación que pocos pueden llevar con éxito. Las condiciones en las cocinas han mejorado considerablemente en los últimos años, pero el esfuerzo sigue siendo inmenso.

Hace un tiempo me preguntaron: ¿qué se necesita para ser un gran chef? Si tuviera que elegir solo una respuesta, sería la actitud. En el sector de la hostelería, esta cualidad es fundamental y, lamentablemente, cada vez se ve menos. No puedo hablar de otros sectores, pero en la cocina, esta premisa marca la diferencia. Es esa combinación de entusiasmo por lo que se hace, empatía hacia los demás y un gusto exquisito por la calidad en cada detalle lo que convierte a un cocinero en un verdadero maestro.

Ser un chef de excelencia implica conocer los ingredientes del mundo, saber cortarlos, mezclarlos y armonizarlos de manera perfecta, y siempre con una pizca de innovación. Cada plato cuenta una historia y cada historia, a su vez, es una expresión de creatividad y pasión.

A todos los cocineros y cocineras, quiero desearles un feliz y merecido día. Gracias por hacer del arte culinario un placer que todos podemos disfrutar.