

Secciones
Servicios
Destacamos
A Esttik lo conoce medio mundo. El influencer malagueño se ha hecho famoso gracias a los retos de comida, donde engulle cantidades ingentes en apenas ... unos minutos. Acumula millones de seguidores en redes sociales y lidia cada día con el peso de la fama: personas que le piden fotos constantemente, autógrafos, comentarios... Pero tras Esttik, ese personaje cuya hambre nunca se sacia, se esconde Josué Montero, un chaval de 30 años originario del barrio de Martiricos.
Esttik siempre tiene buena cara, no hay nada que se le resista y se ha convertido en ejemplo para multitud de niños. Pero Montero es una persona corriente, desconocida para las masas, con sus días buenos y sus días malos. Un niño con una infancia difícil, marcada por la pérdida. Un adolescente que, como muchas otras personas, no sabe lo que quiere o a dónde dirigirse. Un adulto que ayer abrió en Málaga su propia hamburguesería. Hoy conocemos a los dos: al personaje y a la persona. Porque no hay un Esttik sin Josué Montero ni un Montero sin Esttik.
–¿En qué momento decides empezar a hacer retos de comida y convertirte en creador de contenidos?
–Fue casi sin querer. Creé un canal de Youtube en 2013 para subir toda clase de contenidos, desde un gameplay jugando a videojuegos a un sketch. Un día vi un video de un estadounidense comiéndose una pizza muy rápido, me hizo gracia e intenté hacerlo yo también. A partir de ahí entremezclaba los vídeos de retos con los otros que hacía, pero me dí cuenta de que estos funcionaban mejor. Si uno normal tenía, no sé, setecientas visitas, los retos tenían cinco mil, que para mí era increíble. Aunque no fue hasta cuatro años después cuando decidí centrarme por completo en eso.
–¿Qué hay detrás de un reto de comida?
–Hay mucha preparación previa y tiempo sin hacer un reto. Yo ahora mismo llevaré cuatro meses sin hacer uno. He estado en Estados Unidos un mes grabando dos retos a la semana y cuando regreso vuelvo a mi dieta, a mi rutina. Te diría que hay más preparación después, cuando toca recuperarse y volver a la normalidad. Es un poco coñazo, por eso cada vez hago menos retos. Antes hacía uno a la semana y ahora haré dos al mes. No quiero morir haciendo retos de comida. Con cuarenta años no me veo haciendo esto. De ahí surge también Smash Hiro, en hacer algo que me llenase más.
–¿Cuál es el peor al que te has enfrentado?
–Con los retos picantes es con los que peor los paso. Recuerdo uno que me hicieron en Andorra, mi socio en Smash Hiro de hecho (Juan Valladares Riestra). Me hizo una hamburguesa con una salsa que era la más picante del mundo. Usó Carolina Reaper, Trinidad Scorpion y todos los chiles que te puedas imaginar. Fue la única vez en mi vida que pensé en llamar a una ambulancia. Del dolor que tenía en el estómago pensé que me había salido una úlcera.
–¿Qué tal llevas la fama?
–A veces bien y otras no como yo querría. Entiendo que a alguien que me sigue de toda la vida le haga mucha ilusión verme.Pero el problema es que al final creas una conexión con esa persona, una confianza, que ella siente pero tú no le conoces. A veces esa gente te trata con una cercanía tan grande que a ti te causa rechazo porque no la conoces pero te tratan como si te vieran todos los días. A lo mejor vas a entrenar y cuando estás concentrado empiezan a pedirte fotos. Yo siempre digo que jamás diré que no a una foto siempre y cuando no me haga sentir mal.
–¿Te gustaría llevar una vida normal?
–No, porque eso implicaría al final no hacer todo lo que he hecho. Y yo, en realidad, soy muy simple. Voy a comprar, entrenar, a dar un paseo… intento llevar una vida normal pero, entre medias, me encuentro a gente que me conoce.
–¿Alguna vez has pensado en dejarlo?
–Los retos sí, muchas veces. Y no por mí, sino por la gente. A mí es algo que me sigue gustando y yo siempre he dicho que en el momento que me deje de gustar lo dejaré de hacer. Pero si es verdad que cuando haces un reto de comerte una hamburguesa de tres kilos, por ejemplo, y lo haces de tal manera que parece sencillo le quita mérito. Y la gente, al no verme sufrir, me pide más. ¿Te has comido una de tres kilos? la próxima vez cómete cuatro. ¿Has tardado diez minutos? La próxima vez tarda seis. Es como que la gente siempre te exige más. Y yo no quiero reventarme, yo quiero disfrutar.
–¿Te afectan las críticas?
–No. En su momento a lo mejor las leo y hay días que me afectan más y otros menos, pero no me paso el día dándole vueltas a la cabeza. Intento pensar que, al fin y al cabo, esa persona no me conoce, no sabe lo que hago, ni de donde vengo ni a donde voy.
–Si pudieras dar marcha atrás y empezar de nuevo, ¿harías lo mismo?
–Yo siempre he dicho que sí. Acabé haciendo lo que estoy haciendo porque probé muchas cosas y fracasé muchas veces. Si no hubiese fracasado en lo primero que hice, a lo mejor no tendría canal de Youtube siquiera. Era un culo inquieto al que nada le satisfacía hasta que encontré los vídeos.
–¿En qué sientes que has fracasado?
–Pues he fracasado en la universidad. Entré en Turismo y no me convenció nada. También me pasó con un grado superior de Iluminación y Captación de Imágenes. Ahí fue porque no era mi época, pero yo sabía que eso me serviría en el futuro. Luego empecé de comercial de Iberdrola a puerta fría -ríe-, eso sí que era jodido. A lo mejor te tirabas una semana trabajando diez horas al día para cobrar ochenta euros. -Entre risas- Creo que ha sido el peor trabajo que he tenido en mi vida, porque además daba igual la hora. Por la mañana te encontrabas a las madres que estaban ocupadas cocinando o iban a comprar; por las tardes al padre, que estaba recién comido o en la siesta; y a partir de las siete u ocho la gente ya estaba preparándose para la cena. Fuese a la hora que fuese, siempre estaba molestando. Y tras eso me metí a trabajar en el McDonalds, que acabé siendo el encargado. Pero ahí tuve claro que no me veía ahí toda la vida. Fue cuando lo dejé y me dediqué plenamente a Youtube.
–¿Y por el baloncesto? Tengo entendido que te encanta, ¿preferirías haberte dedicado al baloncesto de manera profesional?
–Si hubiese sido jugador de baloncesto profesional no creo que hubiese empezado nunca en Youtube, porque es cierto que me gustaba mucho. Eso fue hace mucho tiempo, pero creo que sí, que habría perdido el norte de Youtube.
–¿Hay competitividad entre los creadores de contenido?
–Yo creo que sí. Conmigo hay mucha competitividad. Al final los creadores que tienen menos seguidores su vídeo más viral es el que se titula 'ganando a Esttik en…' 'Supero el reto de Esttik'. Claro, si yo voy a un restaurante donde hay un reto sin récord, voy y me la como rápido pero sin matarme y llega alguien y me supera. Yo lo hice en doce y llega alguien y lo hace en diez, pero si yo quiero lo hago en seis. Yo no tengo competitividad con nadie porque ni me considero el mejor ni quiero serlo, pero entiendo que la gente quiera superarme.
–¿Y a quién consideras el mejor?
–A nivel mundial es la mejor, una mujer que se llama Molly Schuyler. Es una locura. Yo he estado grabando al lado de ella para comerme una hamburguesa de cuatro kilos. Si yo tardo ocho minutos, ella tarda cuatro. Después de ella te diría que Matt Stonie.
–Dime cinco redflags en una persona para Josué Montero.
–Como tú trates a un camarero, es como tú tratas a las personas. De una persona que los trate mal, no quiero saber nada. La gente que ensucia la calle tampoco me hace ninguna gracia. Tratar mal a los padres. Pueden equivocarse o no, pero son los que te han dado la posibilidad de estar aquí. Cuarta te diría que tratar mal tu salud, la gente que bebe, fuma y se mete de todo. Al final lo que tú eres es lo que consumes. Y última te diría que la gente sin aspiraciones en la vida, que no estudie ni trabaje y no tenga ambición.
–¿Tienes buena relación con tus padres?
–Sí, sí. Mi padre viene a todas las inauguraciones y tenemos muy buena relación en general.
–¿Y con tu madre?
–Bueno, mi madre falleció hace ya mucho, en 2001.
–¿Siempre has estado en buena forma física?
–No, de pequeño estaba muy rellenito. Tenía bastante sobrepeso. Con diecisiete años empecé a jugar al baloncesto, me quedé muy, muy delgado y a los dieciocho ya empecé con el gimnasio.
–¿Te ha traído problemas?
–En el colegio sí, un poquillo. Al final el niño gordo de clase es susceptible de burlas. Además llevaba aparato, brackets. Tenía el cómputo global. Tampoco veía nada y necesitaba gafas, pero decidí no ponérmelas porque sino ya apaga y vámonos -ríe-. Yo creo que fue uno de los motivos de que suspendiera tanto, porque no veía nada de lo que ponían en la pizarra.
–¿Dirías que lo pasaste mal en la infancia?
–No, tampoco diría eso. Es cierto que tengo algunos recuerdos grabados en la memoria de las típicas bromas que te hacían y no te gustaban. Pero al fin y al cabo son niños, unos se metían contigo, tú te metías con otros…
–Y ahora, ¿eres feliz?
–Sí. Mi cima era abrir algo en Málaga y aquí estoy.
–¿Del uno al diez?
–Siete y medio.
–¿Y qué te falta para el diez?
–Pues mira, si la inauguración sale bien ya tengo asegurado el ocho y medio. Y ese medio punto que me falta, porque para mí la perfección que sería el diez no existe, sería el cómputo global, negocios que van bien y tener una familia. Mi próximo escalón sería eso, tener una familia.
–¿Cuándo fuiste triste por última vez?
–En octubre de 2023. Una época que se alargó cerca de diez meses. Sentía que lo tenía todo y al mismo tiempo me sentía vacío. Había dedicado tanto tiempo a trabajar que nunca me dedicaba tiempo. Recuerdo un día que estaba viendo la televisión y sentí que me estaba dando un infarto, creí que me quedaba ahí. Fui al hospital y el médico me dijo que lo que sentía era un ataque de pánico. A partir de ahí empecé a ir al psicólogo. Me dijo que escribiera en una lista diez cosas que me gustara hacer y ahí fue donde llegó mi punto de inflexión. Apenas pude escribir tres, ni siquiera me conocía a mí mismo. Para mí la época más infeliz de mi vida fue cuando lo tenía todo, pero en realidad no tenía nada.
–¿Qué es para ti lo más importante en la vida?
–Aprovechar el tiempo. Al final es lo único que no se puede recuperar en la vida. Y no me refiero a querer estar un día sin hacer nada porque es lo que te apetece hacer, sino a aquellos que pasan el día entero en la cama porque sienten que no pueden. Tampoco quiero decir que haya que estrujar los días como si fuesen el último, porque al final así acabas mucho peor. Se trata de aprovechar el día.
–Tengo entendido que tu abuela es uno de tus pilares, ¿pasas mucho tiempo con ella?
–No tanto como el que me gustaría, porque al final la distancia implica mucha dificultad. Pero siempre que estoy aquí intento estar con ella porque al fin y al cabo es la persona que me ha criado, la quiero muchísimo y tengo la suerte de que esté aquí conmigo.
–El tema de la distancia nos lleva directamente a Andorra, ¿cuándo y por qué decidiste irte?
–Fue hace cinco años y decidí hacerlo porque quería emprender y abrir negocios y aquí en España no tenía manera de ahorrar. Siendo youtuber no tengo gastos y casi la mitad de lo que ganaba se me iba en impuestos. En Andorra pago un diez por ciento de impuestos. Al final irme allí me ha permitido crear Smash Hiro y darle trabajo a muchísimas familias.
–¿Tiene fecha de caducidad Youtube?
–El día que me deje de gustar. El día que suba algo y no me convenza, ese día ni subiré el vídeo.
–¿Y luego qué?
–Buena pregunta, y luego qué. Supongo que me dedicaré completamente a los negocios y al proyecto de la familia.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.