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Carmen Alcaraz
Sábado, 11 de marzo 2023, 01:00
La capital de Bulgaria, de las más antiguas del continente, cuenta con un encanto peculiar, que navega entre lo genuino y lo decadente.
Muy diferente a otras ciudades principales europeas, Sofía es tranquila y el grueso de sus turistas lo conforman personas de países vecinos ... como Turquía, Rumanía o Grecia. Sin embargo, en los últimos años la antigua Serdica (nombre romano histórico de la villa) se ha puesto de moda por su precio económico, entorno natural y buena gastronomía.
De manera general, la cocina búlgara combina aspectos de la balcánica, turca, griega y árabe. Es por ello que entre los platos típicos encontramos el sarmi, rollos con hoja de parra o col rellenos de arroz y opcionalmente carne, o el baklavá, masa filo con nueces y miel, ambas elaboraciones propias también de las gastronomías turca o griega.
En lo referente a vegetales, lo más tradicional es la ensalada shopska, con sírene (un queso parecido al feta omnipresente en la cocina búlgara) pepino y tomate que homenajea los colores de la bandera nacional. Aunque puede encontrarse en todas las cartas de la ciudad, parece que surgió en los años 60 como reclamo hostelero.
En la capital sofieta también es muy habitual la banitsa, una especie de empanada rellena de capas de pasta con queso sirene tomado frecuentemente como desayuno, al igual que las princesas, a base de pan, huevo y queso.
Un bastión gastronómico fundamental es el yogurt, considerado (al menos por ellos) el mejor del mundo gracias a la bacteria 'lactobacillus bulgaricus', que solo se encuentra en el aire del país y que destaca por ser rico y saludable. La otra bebida nacional, elaborada con fruta fermentada, probablemente sea menos recomendada por médicos y nutricionistas debido a su volumen de alcohol, que oscila entre el 40 y el 80%.
Entre los restaurantes más interesantes destaca Hadjidraganovite Kashti, que aunque turístico tiene un agradable ambiente de taberna castiza. Si bien la carta es un poco impactante (por extensa y porque viene con unas tablas al estilo de los mandamientos...), hay una versión reducida en español con las recetas más populares como el queso a la plancha con verduras o el solomillo con setas y patatas gratinadas.
Los más alternativos no pueden perderse la propuesta loca de Buffet, cerca de la iglesia de Santa Paraskeva con una cocina auténtica y decoración disparatada.
Otra visita obligada es el mercado central y el de la mujer, donde se pueden comprar desde cerámicas a pantys o arpagic, una cebollita casi de juguete que se emplea en guisos, salsas y condimentos.
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