¿Qué se debe?

Y en dos décadas del siglo XXI, cualquiera de las guías y listas de referencia aporta cada año cientos de nombres, porque en las últimas seis décadas el oficio de cocinero ha ganado un prestigio y una relevancia social que nunca antes había tenido. Marie-Antoine Carême, un artista completo con talento también para la ilustración, el grabado y la escultura, alcanzó el privilegio de publicar sus trabajos por ser criado de reyes, no por ser cocinero. Hoy cualquiera puede proyectar su imagen usando las redes sociales, acudiendo a concursos, contratando a una buena empresa de comunicación.

La consecuencia es que cada vez más gente llega a la cocina preguntando qué hay de lo suyo, para cuándo la crítica elogiosa en el medio líder; la estrella y el sol, el número preferente en tal o cual ranking. Como si el mundo nos debiera a todos algo. Alguien como Achúcarro, o como tantos veteranos y veteranas del oficio para quienes el premio ha sido ganarse la vida en el trabajo amado, ver llegar a la cocina platos gozados hasta la última miga o llegar a dominar una receta, tal vez les diría: mira, tú trabaja, aprende, arriesga, respeta, persevera, disfruta, y tendrás ganado lo fundamental. El resto depende de tantas cosas...