El histórico Cortijo de Pepe abre un segundo mesón en El Palo

Cortijo de Pepe ha renacido con más fuerza y energías renovadas. El histórico mesón de la plaza de la Merced, que se vio obligado a cerrar en febrero de 2021 por culpa del Covid, acaba de estrenar su segundo establecimiento en El Palo. «Cerré de verdad, pero a veces la vida te da otras oportunidades», confiesa su propietario.

A punto de cumplir medio siglo, Manuel Ramos, tomó la decisión más complicada de su vida: cerrar el negocio por el que había luchado desde que era un niño. Esa nueva oportunidad de la que habla llegó en forma de dos personas que decidieron entrar en la sociedad. Seis meses después de bajar la persiana, el cortijo reabrió sus puertas y desde entonces no ha dejado de crecer.

El pasado mes de diciembre ampliaron el local original al quedarse con el restaurante Lechuga (que actualmente funciona como un anexo del salón) y esta misma semana han estrenado un nuevo mesón en la avenida Pío Baroja, 25, en la zona de Echevarría del Palo. «Es un copia y pega del original pero un poco más pequeño», resume.

El nuevo restaurante ha ocupado el espacio que dejó disponible el antiguo mesón El Cobertizo, negocio abierto desde el año 1983 que ha cerrado tras la jubilación de su propietario. El local tiene 200 metros cuadrados y capacidad para unas 120 personas. Al hacer esquina, podrá disponer de una amplia terraza con más de 20 mesas.

La apertura de este nuevo restaurante ha permitido la contratación de 14 personas. Sumados a los 23 que ya trabajan en el local del Centro, la empresa cuenta ya con cerca de 40 profesionales.

El hostelero explica que el concepto y la carta son los mismos que en el local original y no descarta abrir un tercer establecimiento cuando logren asentarse en la zona. «De momento estamos teniendo muy buena acogida; estamos recibiendo muchos clientes de la zona que antes se desplazaban hasta el Centro y personas que eran asiduas al Cobertizo», asegura.

El restaurante abre todos los días de la semana de 12.30 a 00 horas, aunque la cocina cierra un par de horas por la tarde. A nivel gastronómico destacan los platos típicos de la cocina andaluza, fundamentalmente callos a la andaluza, ensaladillas, albóndigas, caracoles o atún en salsa. También presumen de su brasa, con carbón natural de encina.

Sobre la nueva oportunidad que le ha dado la vida asegura estar muy ilusionado y agradecido. Durante los meses que estuvo cerrado contactó con el antiguo jefe de cocina del restaurante, Juan José Bazalo, y el encargado del negocio, Francisco Jesús Ramos, con quienes finalmente se ha aliado. «Les comenté la idea de asociarnos para resurgir y lo vieron bien. Y así hasta hoy».

El establecimiento original abrió sus puertas el 20 de marzo de 1971, y desde el primer momento se hizo con los favores de una clientela que le sigue siendo fiel. Cortijo de Pepe fue inaugurado por el exfutbolista del Málaga José Portales Úbeda, quien previamente había estado trabajando en el bar Cenachero tras retirarse del deporte profesional. Según se publicó en el periódico de la época el mismo día de su inauguración, el local, «artística y típicamente decorado, ofreció un magnífico aspecto y su propietario atendió con su proverbial simpatía a cuantos invitados asistieron».

Tras la jubilación de José Portales, el negocio pasó a manos de Manuel Ramos Benítez, que se hizo con su gestión en el año 1982. Fue una transición dulce, ya que este profesional llevaba bastante tiempo trabajando en el local y conocía a la perfección tanto el funcionamiento del restaurante como las necesidades de la clientela de la época.

Hasta justo antes del cierre, Cortijo de Pepe era dirigido por Manuel Ramos hijo, segunda generación de esta familia de hosteleros que ahora ha empezado a escribir la segunda parte de su particular libro de vida.

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