¿Dónde comprar comida casera para llevar en Málaga y provincia?

Los recuerdos de esos sabores de antaño, principalmente platos guisados en cazuelas sobre el fuego de leña, muchas veces a gas y pocas en vitrocerámica, hacían desprender las añoranzas de aquellos tiempos en los que uno echaba mano al recipiente de plástico para comer en casa o en la oficina. Aún hoy, algunos afortunados disfrutan de esas comidas caseras en la intención de alimentarnos y disfrutar de los sabores de siempre. Sabores, en muchos casos, familiares. Llevándonos el tupper a casa, nuestras madres disfrutaban tanto como lo hacemos posteriormente nosotros.

Los aromas que desprenden estas comidas, tras calentarlas en el microondas, ya sea en la cocina de casa o en la oficina, despiertan la curiosidad de quienes están alrededor: «¿Eso no lo has cocinado tú?», preguntan. Y, con razón, porque esos olores nos transportan a esas cocinas donde, como dice el refrán, 'donde comen tres, comen cuatro'. Eso solo es posible, gracias a las manos de nuestras grandes cocineras.

Hoy en día, no sólo los jóvenes, cada vez más personas cocinan menos. Posiblemente, la falta de tiempo y el ritmo frenético de trabajo nos hacen alejarnos de los fogones y recurrir a otros sustentos. Los platos preparados inundan las grandes superficies donde se pueden encontrar desde carnes, pescados, bizcochos, panes, embutidos, quesos, frutas y verduras hasta productos que van mucho más allá del arte del buen yantar.

A lo largo de la provincia, los establecimientos de comida para llevar ofrecen un amplio abanico de platos, mayormente populares, y con un precio asequible. «La comida para llevar siempre es más cara que si la elaboras en casa, estás pagando por el tiempo que te ahorras al cocinar, pero por la demanda que tenemos parece que merece la pena», comenta con una sonrisa Pedro Elena, de la carnicería Pedro y Emilio, en el popular barrio del Calvario de Torremolinos.

Este negocio familiar, gestionado por los hermanos Pedro y Emilio en la localidad costasoleña, es la quinta generación de carniceros. Una tradición que comenzó su tía bisabuela Juana en 1931 y que poco a poco ha ido evolucionando, con la incorporación de platos de cocina casera que triunfan tanto entre los vecinos del municipio como de otros puntos de la provincia. Para ellos la calidad siempre ha sido prioridad. De ahí su fama... En la vitrina de carnicería, y por tanto, también en la de cocina.

Pero, ¿qué debe de tener una comida para llevar? «Debe ser una opción para comer todos los días, equilibrada y saludable. La cocina mediterránea es la más saludable del mundo», considera el cocinero Marcos Granados, al frente de Cocina Casa Madre, local abierto hace algunos meses y ubicado en la zona de Clavero, en Málaga capital. «Cocino como si estuviera en casa, unido con mi experiencia durante todos estos años en restaurantes y hoteles», añade.

«Mi padre quería cambiar el negocio porque a la gente cada vez le gusta menos cocinar. Con este nuevo emprendimiento queremos defender la comida de siempre, de andar por casa. Hoy en día, salimos a comer fuera, nos encontramos con muchas novedades, la gastronomía innova cada vez más y estamos perdiendo la esencia de nuestra cocina. Esta es la esencia que queremos ofrecer», cuenta Juan Antonio Martín, del recientemente inaugurado Encina, en Marbella. El local, que comenzó como una frutería regentada durante diez años por su padre, ha sido renovado en un espacio con cocina a la vista del cliente, vitrinas expositoras con las propuestas y algunas mesas para comer en el mismo.

«El nombre del local surgió porque nuestro producto estrella es el pollo asado al carbón de encina», apunta Martín. En su menú se encuentran platos como la ensaladilla rusa, el salmón con mostaza y miel, la jibia en salsa, las berenjenas rellenas, las espinacas a la crema, la empanada de atún, el magro con tomate, el salmorejo o el gazpacho. «Cada día cambiamos la oferta, entre diez y doce platos expuestos en grandes bandejas», explica.

«Si tuviera que elegir un sitio de comida para llevar, preferiría un pequeño establecimiento en lugar de una gran superficie. El 95 por ciento de nuestro mostrador es comida casera», advierte Pedro Elena. Uno de sus imprescindibles es el lomo en manteca cocinado durante cinco horas siguiendo la receta familiar, una elaboración que ha viajado hasta Helsinki. Se suman la lasaña de carne, las albóndigas con almendras o el arroz con leche.

Estos tres locales, entre otros, tienen en común muchas de sus elaboraciones: pollo al curry, al roquefort o a la crema; callos; fabada; canelones; higaditos de pollo; pisto; langostinos al pilpil; empanada de pollo o atún; paella; fideuá; o calamares rellenos.

Para Marcos Granados, el futuro de la comida para llevar es prometedor. «La globalización ha hecho que los supermercados ofrezcan productos listos para comer. Aunque antes frecuentábamos más los mercados de abastos, el ritmo de vida actual y la falta de tiempo han cambiado nuestros hábitos. A este concepto de comida lista para consumir le auguro una evolución importante, no solo entre los jóvenes, sino también entre quienes destinan su tiempo a otro tipo de actividades. Nosotros estamos para que la gente se ahorre tiempo cocinando», concluye.

En definitiva, el tiempo y, posiblemente, la añoranza de rememorar los sabores más tradicionales nos hacen acudir a por el tupperware. Conceptuales gastronómicos que recorren la provincia en una mirada a la comida de siempre y, a la vez, ofreciendo a la clientela, o intentando, no perder las costumbres de antaño. Un último apunte: el restaurante La Alvaroteca, del chef Álvaro Ávila, cocina un menú semanal para llevar.