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¿Una copa? ¿Muelle Uno? Propuesta: Cobalto 15. Más que afianzada como coctelería de autor, primero en el Soho y ahora en el Paseo de la Farola, es un plan recurrente de muchos en la capital malagueña, especialmente desde media tarde. Pero ahora, si se alarga la copa, cuenta con un aliciente más por si apetece quedarse a hacer una cena informal: platos nikkei.
Detrás está el fichaje de Antonio Jiménez, a quien muchos conocerán por Ta-Kumi, donde era socio y jefe de cocina del restaurante ubicado en la calle Mundo Nuevo (la marca japo está presente además en Marbella y Madrid). Circunstancias personales le llevaron a dejar el proyecto con Álvaro Arbeloa, pero sin despegarse mucho de su pasión: la cocina asiática.
Con una amplia trayectoria en ella, se ha centrado en la formación este último año. Hasta que le llegó la oportunidad de compaginarla con un nuevo proyecto, fresco y diferente: Cobalto 15. Sí, sí, una coctelería. Porque el plan no es que sea un restaurante, sino una terraza en la que poder hacer un almuerzo o una cena informal.
«La idea es ofrecer una cocina fina, visualmente bonita, que acompañe toda esa coctelería elegante, sin show, centrada más en un sabor rico», explica Antonio Jiménez, sobre esa cocina nikkei personal y creativa en la que juega con el ácido y el picante, incluso el dulce, con «sabores potentes, Tailandia, México, Perú… pero con técnicas japonesas más refinadas».
Con la habilidad que acostumbra se le ve preparar los platos de una carta no muy extensa, pero con carácter, en esa línea de servir de acompañamiento a los combinados. Junto a propuestas calientes como el udón de pato y el salmón en miso, incluye otras como la ensalada de langostinos con kimchi, el ceviche de dorada, el salmonete nikkei (con aguachile y ají amarillo), el tataki de ventresca de atún rojo, el carpaccio japo de solomillo de buey y el mollete de tartar de atún rojo con huevo frito. ¿Precio? Entre 16 y 24 euros por plato.
Se pueden probar de martes a sábado. Domingo y lunes, la oferta de cocina se limita a los aperitivos clásicos: gilda, ensaladilla rusa, atún en manteca, mejillones en escabeche y jamón ibérico. Una pequeña carta que también se ofrece a diario junto a lo que en realidad es la esencia de Cobalto 15: la coctelería de autor.
En torno a una veintena distintos prepara el equipo que capitanea Ángel Vita. Curtido en importantes casas fuera de nuestro país como StreetXO Londres, donde estuvo cinco años, este malagueño sentía la necesidad de volver a la tierra y, desde hace seis años, pertenece a la familia Cobalto 15, coctelería del grupo que comanda Antonio Jesús García y que aglutina también a los restaurantes La Deriva y Cávala.
«Siempre hemos buscado tener nuestra personalidad, diferenciarnos con una carta de propuestas propias. Cada cóctel tiene como mínimo dos elaboraciones», avisa Ángel Vita, cuyo equipo dedica un día a producción. Él lo asemeja a la pastelería, en cuanto al trabajo que hay detrás y a las medidas milimétricas. «Todavía nos falta mucho para ser valorados como en otros países, pero es verdad que se empieza a ver cada más interés por la coctelería».
En su caso, la presentación ayuda. Pero también elaboraciones como esa original piña colada que preparan con piña al horno. Tampoco descuida los vinos, con especial hincapié en el Jerez, al que dedica un bloque de la carta. En total, cerca de trescientas referencias para combinar con esa otra carta de tenedor.
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