La carnicería Emilio Mérida está en el Camino de Colmenar, en la zona de Fuente Olletas. Marilú Báez

Una carnicería para disfrutones en Málaga

Emilio Mérida vende en una carnicería de barrio algunos de los cortes más selectos del mundo, como el kobe o el wagyu. «A todo el mundo le gusta comer bien»

Juan Soto

Málaga

Lunes, 22 de abril 2024, 00:11

En todo lo alto de Fuente Olletas, una pequeña carnicería de barrio se distingue del resto por ofrecer algunas de las carnes más selectas de la ciudad. En sus vitrinas no solo hay pinchitos, alitas y filetes de pollo (que también), sino buey, wagyu y ... kobe, cortes pensados única y exclusivamente para sibaritas. Y es que la carnicería Emilio Mérida, en el camino de Colmenar número 35, es un negocio para paladares finos y clientes disfrutones.

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En apenas tres años y medio de vida, el establecimiento de Emilio, su propietario, se ha convertido en todo un referente tanto dentro del barrio como fuera de él, ya que hasta su carnicería acuden clientes de toda la provincia e incluso de fuera de ella. ¿Su secreto? Uno muy sencillo: «A todo el mundo le gusta comer bien y disfrutar de los mejores productos, ¿no?».

Emilio comenzó a trabajar en el mundo de la carne con apenas 17 años. Como no quería estudiar, su padre –que es uno de los representantes más antiguos de Famadesa– lo metió en la carnicería de un amigo, en el mercado del Carmen, y ya nunca ha dejado esta profesión. Posteriormente, durante nueve años estuvo trabajando en un supermercado en Teatinos y justo después de la pandemia decidió emprender su camino y abrir su propio negocio.

Emilio comenzó a vender carne con apenas 17 años en el mercado del Carmen y abrió su propio negocio hace menos de cuatro años

La carnicería que lleva su nombre abrió el 3 de agosto de 2020 en la zona de Fuente Olletas porque fue donde le surgió la mejor oportunidad. Inicialmente quería instalarse en Teatinos, donde ya conocía a la clientela, pero la economía no le daba para tanto. Ahora, casi cuatro años después, no se arrepiente de la decisión que tomó porque el vecindario lo ha acogido como si fuera un hijo.

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La primera pieza que compró para su negocio fue un chuletón de vaca y su padre le dijo que estaba loco porque pensaba que no era una carne precisamente asequible. Pero el público respondió y pronto se dio cuenta de que esa ha sido la mejor decisión que ha tomado a lo largo de su carrera profesional.

La carnicería Emilio Mérida está en el Camino del Colmenar, en la zona de Fuente Olletas. Marilú Báez

Emilio decidió apostar por la venta de carnes selectas para diferenciarse del resto de establecimientos de la zona. Primero fueron los chuletones, luego las carnes maduradas y por último el wagyu y el kobe, dos de los cortes más apreciados de Japón. «Lo metí con algo de susto pero estoy seguro de que ahora vendo más que nadie en toda Málaga», asegura.

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El carnicero comenzó trabajando él solo y poco a poco fue creciendo hasta el punto de que en el local ya trabajan cinco personas. «Los vecinos han respondido siempre muy bien», dice agradecido. Además, para su exponencial crecimiento también se ha apoyado mucho en las redes sociales, que le han permitido llegar a clientes mucho más allá del barrio. «Ahora viene gente de Marbella, de Almería… de casi cualquier sitio». «El otro día vino el relojero de Puerto Banús en un Ferrari que aparcó en la puerta», añade a modo de ejemplo de su distinguida clientela.

Disfrutones, su lema

El lema de su establecimiento es 'Disfrutones' y en él vende todo tipo de carnes y productos selectos. En sus vitrinas también ofrece champán, caviar de Riofrío y productos preparados a diario en la propia carnicería. Aunque sin duda, su fuerte es el wagyu (que vende a 290 euros el kilo) y el kobe (a 395 euros el kilo). «Sólo estas navidades hemos vendido 60 kilos», asegura.

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Además de estos productos más exclusivos, Emilio presume de los pinchitos y las hamburguesas que elaboran en la carnicería. «Quien las prueba, repite», advierte. Además de las tradicionales de vaca madurada, también las vende con trufa, rellenas de morcilla e incluso galleta Lotus. «Están espectaculares, todos los días se nos acaban», confiesa. De su calidad también hablan numerosas hamburgueserías locales que utilizan sus productos para elaborar los platos.

A su juicio, más allá de la calidad de los productos que ofrece, considera que el verdadero secreto de su éxito es que ha sabido adaptarse a lo que sus clientes le demandan. Confiesa que lo único que él ha hecho es darle la vuelta a un negocio tradicional para transformarlo en algo innovador y atractivo para todo el mundo que pasa por la puerta o ve sus vídeos en redes. Pasar de carnicería de toda la vida a paraíso de disfrutones.

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