La cafetería se encuentra en la calle Compás de la Victoria. Migue Fernández

La cafetería Isamoa cierra tras 58 años y deja huérfano al barrio de La Victoria

El popular establecimiento fue uno de los primeros en instaurar el servicio de catering en la ciudad y se convirtió en punto de reunión de clientes de toda la provincia

Juan Soto

Málaga

Miércoles, 18 de diciembre 2024, 00:22

El barrio de la Victoria acaba de perder a uno de sus negocios más queridos. La cafetería iSamoa, conocida por todos por Samoa, ha cerrado sus puertas tras la jubilación de su propietario. El negocio llevaba 58 años abierto en el número 1 de la calle Compás de la Victoria, en la capital.

Publicidad

El Samoa fue uno de los primeros negocios que ofrecía servicio de catering en la ciudad. Heredero de la afamada pastelería Viena, fue abierto por el empresario Miguel Escamilla tras cerrar su negocio de pasteles en el Centro Histórico. Desde su jubilación, hace ya más de tres décadas, lo regentaban cuatro socios que anteriormente habían sido empleados del establecimiento y que se han ido retirando hasta quedar sólo uno.

La cafetería gozó de gran popularidad en los años 80 y 90 del siglo pasado, cuando acudían hasta ella clientes de toda la provincia e incluso de fuera de ella. También fue refugio habitual de futbolistas y artistas locales, que acudían atraídos por la gran calidad de sus productos.

Samoa fue, de hecho, una de las cafeterías más emblemáticas de Málaga. Como se ha comentado antes, fue una de las primeras en introducir un servicio de catering y preparaba todo tipo de especialidades en formato canapé, tanto para fiestas privadas como para las celebraciones navideñas. Entre sus productos más populares destacaron los famosos andresitos (elaborados con pan de molde, mayonesa, jamón cocido y un espárrago), aunque también gozaban de gran popularidad los canapés de lomo al ron, de salmón, de caviar y las barquitas de ensaladilla rusa. Durante aquellos años incluso contaba con un despacho de charcutería y de dulces.

El popular establecimiento ya estuvo a punto de cerrar en el año 2015, cuando sus propietarios incluso colocaron unos carteles de 'se vende'. Aquella decisión, que produjo una enorme marejada en el barrio, se produjo cuando decidieron jubilarse dos de los cuatro propietarios, aunque el cierre definitivo no se ha producido hasta ahora.

Publicidad

Aunque siempre popular, la cafetería fue a menos desde que el último de sus propietarios sufrió un accidente y tuvo que abandonar temporalmente la primera línea de barra. Comenzaron a cerrar antes y decidieron especializarse en desayunos, servicio que han mantenido hasta sus últimos días.

El último propietario de la cafetería, Alfonso Muñoz, reconoce que un accidente de bicicleta ha sido lo que le ha obligado a echar el cierre. En dicho golpe se rompió la cadera y le es imposible seguir el ritmo que requiere un negocio de ese tipo, por lo que no le ha quedado más remedio que bajar la persiana.

Publicidad

Explica que ellos cerraron por vacaciones el pasado mes de septiembre y que ya no han vuelto a abrir porque fue entonces cuando surgió la posibilidad del relevo, por eso la sorpresa ha sido mayúscula en el barrio. "Claro que me da pena; ese negocio ha sido mi vida desde que comencé fregando vasos cuando era solo un niño", señala.

Nuevo negocio de hostelería

El local que ahora permanece cerrado será ocupado en los próximos meses por el empresario malagueño Damián Caneda, que tratará de darle una nueva vida acorde al barrio en el que se ubica. Adelanta que su intención es que continúe siendo un negocio de barrio aunque adaptado a los nuevos tiempos y vecinos de la zona.

Publicidad

De momento no ha decidido si le mantendrá el nombre de iSamoa y si hará algún guiño al negocio original, pero su deseo es mantener su esencia. Inicialmente piensa en un negocio tipo freiduría, pero todavía debe darle algunas vueltas al concepto. De momento se encuentra dándole forma a los bocetos iniciales y solicitando todos los permisos necesarios, ya que el local deberá ser sometido a una importante reforma.

Caneda reconoce que el local en cuestión le trae muchos recuerdos, ya que en la primera planta vivía su abuela y muchas navidades ha cenado con los canapés del Samoa. «Cuando me enteré que se quedaba libre no me lo pensé porque me toca mucho la vena sentimental», resume. Por eso -también- quiere darle una nueva vida y mimarlo como el barrio se merece.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad