Benito Gómez llevará Tragatá al Centro de Málaga

No en vano, en la ciudad del Tajo se mueve entre Bardal (dos estrellas Michelin) y Tragatá con apenas una calle de distancia. Lo tiene todo controlado. Ahora este salto supone un reto más. «Es la primera vez que hacemos algo fuera de Ronda, y para mí, que estoy acostumbrado a tener mis dos negocios a 15 metros, será un paso importante», explica con la mirada puesta en un inicio del verano «a full».

Aprovechará el cierre por vacaciones en Bardal para volcarse en este nuevo proyecto que ha llegado sin calcularlo: «La idea de un Tragatá en Málaga la tenía en mente desde hacía tiempo, aunque sin fecha definida, y mucho menos era algo previsto para este año, pero surgió la oportunidad, nos convenció y dijimos: vamos a intentarlo».

Ya advierte de que, al menos el primer mes, casi no saldrá de Tragatá. Sabe que tiene que ser así si quiere que todo ruede como lo hace en el establecimiento de Ronda, por donde pasan en torno a 3.500 clientes al mes. Aquí, en un espacio más amplio, aprovechará el «abanico que se abre» al estar en la capital. Tanto en lo que se refiere a licencias en la carta como a público, mercado y producto.

Ese en torno al que gira lo que siempre ha entendido como una «cocina auténtica sin malabares» en la que confluyen las raíces catalanas y andaluzas de las que bebe él mismo. Sobre una base tradicional, pero con concesiones a la creatividad. Y todo envuelto en un formato informal. Fiel al concepto que daba a luz a finales de 2006 en la rondeña calle Nueva junto a Merche Piña, su cómplice dentro y fuera del trabajo. Ahora, al frente de la gestión de ambos locales dentro de un equipo que capitanea en cocina Daniel Moreno y Marco Trujillo en sala.

Precisamente, este es el principal motor de Benito Gómez, su equipo: «Me motiva hacer cosas fuera, sobre todo por ellos, tienen mucho potencial». Y en ellos se apoya para aterrizar «sin ínfulas» en la capital malagueña. «Iremos poco a poco, por primera vez hacemos algo fuera de Ronda y tenemos que ir con humildad, hay mucho que aprender». Ninguna sorpresa tratándose del dos estrellas Michelin. Paso a paso. Con los pies en la tierra.

«Vamos a darlo todo para que la gente vaya, disfrute y se lo pase bien», avisa Gómez, con la intención de traer a Málaga el espíritu y la filosofía de Tragatá Ronda, aunque como un hermano: con «el mismo hilo conductor, pero cada uno con su personalidad». Así, habrá muchas propuestas del original, como el imprescindible bocadillo de calamares o el flan, pero también otras más diferentes.

Sin perder de vista la esencia: «Tragatá ha sido, es y será un bar». Con sus mesas altas y su barra. También en Málaga. En la misma línea de Ronda en lo que respecta a interiorismo y precios («no más de 40 euros como máximo», advierte Benito Gómez), pero en un espacio más grande y un posible añadido que aún barajan: una zona de vermutería. Todavía faltan dos meses. Queda mucho por pulir.

En torno a una veintena de personas serán los encargados de mover ese engranaje que aspira a mantener el listón de la 'casa madre', no sólo por su éxito de público, sino también por sus 'condecoraciones': recomendada en la Guía Michelin y la Guía Repsol, y muy bien posicionada en numerosos concursos. Por ejemplo, obtuvo el premio a la mejor ensaladilla rusa del campeonato nacional celebrado en San Sebastián Gastronomika 2021 o el de los mejores callos en el campeonato nacional de marzo de 2023.

Además, fue finalista en el certamen de croquetas de jamón Joselito de Madrid Fusión 2021 o en el campeonato nacional de patatas bravas, a principios de este mismo 2024. Buenos avales para este nuevo Tragatá que servirá como una especie de proyecto piloto para lo que vendrá, que es más. Y hasta ahí se puede leer.