E. PELÁEZ
Domingo, 23 de diciembre 2018, 00:32
Después de languidecer durante décadas albergando a los supervivientes del holocausto de la importante comunidad judía de Budapest y sirviendo de decorado a películas, el Barrio Judío, o Distrito VII, en Pest, se ha convertido en la zona más efervescente de la ciudad en materia ... de arte urbano, marcha nocturna y diversidad de oferta gastronómica, sin perder, durante el día, el encanto y la intimidad de un barrio que ha permanecido tanto tiempo replegado sobre sí mismo. Budapest es una ciudad de pastelería sobresaliente, pero entre tanta tarta imperial, el flodny, sencillo y delicioso hojaldre de manzana, nueces y semillas de amapola tradicional que venden dos o tres pequeños obradores del barrio, es una joya rústica. También tienen encanto y ambiente íntimo los barecitos de la calle Madách o el pasaje Gozsdú, perfectos para desayunar o tomar un café. Pero si hay un lugar en el barrio judío de visita obligatoria además de la Gran Sinagoga, es el Szimpla Kert. Abierto en 2002 y considerado uno de los mejores bares del mundo, el Szimpla Kert inauguró una categoría singular de bares en Budapest, los romkocsma o 'bares de ruinas', improvisados en viejos edificios y decorados con objetos reciclados de la basura. Las noches de fin de semana no son el mejor para ir; pero todos los días se celebran conciertos en directo, y los domingos por la mañana hay un curioso mercadillo de productos ecológicos y se sirve, entre otras cosas, su famosa limonada, bebida que por cierto en Budapest es muy popular y una alternativa al alcohol en los bares nocturnos. El barrio de moda ofrece innumerables opciones para comer, desde take away global hasta restaurantes chic, pero hay que reservar hueco a la cocina ashkenazi.
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Macesz Bistro (calle Dob utca, 26), en el corazón del barrio judío, es uno de los mejores sitios para probar la auténtica cocina judía de Budapest, y dispone de un menú degustación de sus mejores platos. No lejos, en Klauzál tér, 9, el comedor Kádár Étkezde, que empezó como un humilde sitio de barrio, congrega cada vez a más visitantes en torno a una oferta de platos tradicionales por debajo de 10 euros y con una estética preservada de la etapa soviética de la ciudad. Curioso, pero para comer en un sitio verdaderamente encantador y singular, Vintage Garden (Dob utca, 21) ofrece cocina informal dulce y salada en un local perfecto para no parar de enviar fotos a Instagram.
Sería imperdonable, en especial para los golosos, terminar el paseo por el barrio judío sin una parada en Frölich Cukrászda (Dob utca, 22). El ambiente es totalmente ajeno al glamour, pero tiene pasteles espléndidos, en particular el flódni, pastel tradicional judío con una capa de adormidera, una de nuez, otra de manzana, y mermelada de ciruela entre finas capas de hojaldre. Pero pocos sitios con más sabor que Massolit Books and Cafe (Nagy Diofa utca 30), una librería de viejo llena de sabor donde además se sirven cafés, tés, sandwiches y tartas caseras, un sitio para descansar y sentirse acogido.
Hijos de una etapa en la que la ciudad empezaba a despertar al ocio y la libertad con pocos medios, los 'bares de ruinas' son parte del patrimonio de Budapest y en el barrio judío se localizan varios, pero el más antiguo y el referente es Szimpla Kert (Kazinczy Utca, 14).
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