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CARMEN ALCARAZ
Sábado, 26 de mayo 2018, 18:00
Una pausa para relajarse, saborear lo bueno de la vida y disfrutar entre la vorágine del día. Con este objetivo surgió, hace más de diez años, El Receso, un emblemático restaurante de Teatinos reconvertido desde septiembre en Taberna Urbana. El motivo de este cambio fue adaptarse a las necesidades de sus clientes. Además, la taberna se trasladó a un nuevo local, a escasos metros del original pero alejado del bullicio de la avenida. Gracias a estas innovaciones el establecimiento cuenta con una agradable terraza y una carta que, aunque mantiene muchos de los platos que le han valido su merecida fama en esta década, se estructura en raciones y tapas con las que disfrutar de lo mejor de su cocina en un ambiente versátil. «Hemos mantenido las propuestas y la calidad del restaurante bajo un nuevo concepto más flexible y actual, en el que igual puede disfrutarse de un chuletón de ternera madurada que una tapa de ensaladilla rusa», explica Juanjo García, gerente del establecimiento.
Haciendo gala de un exquisito respeto por el producto y un compromiso con la excelencia, en Taberna Urbana El Receso ofrecen una cocina que combina lo mejor de la tradición de la tierra en exquisitas propuestas reinterpretadas, como su versión de la ensaladilla malagueña -que prescinde de las patatas-, las croquetas de gambas al pil-pil, o las patatas bravas, actualizadas con un salsa ligera y deliciosa.
Dirección; Calle Pirandello, 16, 29010
Teléfono: 951 93 12 82
Cierra: De domingo a martes por la noche.
Algunos platos: Patatas bravas, 7; Ensalada malagueña estilo Receso: 11 euros; Albóndigas de rabo de toro: 16 euros.
Muy recomendables también los raviolis de jabalí con salsa cazadora y el risotto de setas y langostinos. Pero si algo caracteriza a este establecimiento es su pasión por el atún, siempre de gran calidad, que el chef Marcos Pareja mima en diferentes elaboraciones como el marinado, en manteca, o al estilo receso, una de las estrellas de la carta. Para poner el punto dulce a la jornada, nada mejor que deleitarse con su pantxineta, un dulce de hojaldre y crema.
Todo ello regado por su selección de vinos, entre los que tienen un lugar especial los de la tierra, y servido por sus profesionales, atentos y amables.
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