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El trabajo de un futbolista ya no es sólo cumplir en los entrenamientos y jugar los partidos. Cada vez más se invierte el mismo o incluso más tiempo de trabajo fuera que dentro del césped. Los jugadores, conscientes de que su cuerpo es su materia prima más preciada y que si miman los engranajes de la maquinaría pueden ser y estar mejor y alargar su carrera profesional, se entregan a nuevas costumbres y estilos de vida que antes podrían sonar a lenguaje marciano.
Ahora, cada futbolista tiene a mano un fisioterapeuta, un preparador físico, un nutricionista, un psicólogo o... ¿un instructor de yoga? El excanterano del Málaga Ernesto Cornejo (Chiclana, 1993) lo fue todo a la vez para superar un mal momento cuando las lesiones lo acosaban y el fútbol se convirtió en una fábrica de desilusiones. Tres años después, más o menos, Ernesto Cornejo, quien estuvo cerca de dar el salto al primer equipo del Málaga pero las lesiones le frenaron, es ahora profesor de yoga, tiene su propio negocio y cuenta con una nómica de hasta 40 futbolistas, la mayoría profesionales de élite. Enmedio de toda esta transformación, un camino de continuo aprendizaje que le ha devuelto la ilusión y la forma de ver el fútbol. Ahora sueña con ser «profesor de yoga de un equipo de fútbol de Primera».
«Ahora trabajo desde mi centro aquí en Chiclana, pero mi objetivo es trabajar algún día en un equipo de fútbol. De hecho, el Barcelona me preguntó si tenía la posibilidad de ir a trabajar con ellos a La Masía para introducir las clases de yoga en todos los equipos del club. También se han interesado desde la Real Sociedad, y otros preparadores que reciben las experiencias de los jugadores a los que doy clases», resume el propio Cornejo a este periódico.
Aunque conviene rebobinar para entender mejor cómo un chico de 27 años decide colgar las botas para extender la esterilla. «Siempre mi sueño fue llegar a Primera, como todos. Estando en el filial del Málaga me quedé a las puertas del primer equipo cuando estaba Javi Gracia de entrenador. Hice la pretemporada con ellos, pero tuve muchas lesiones en esa etapa y había algo en mi cuerpo que no funcionaba. Cuando salí del Málaga me fui al Recreativo de Huelva y seguía igual. Además, a esto se unió que el club tenía problemas financieros, y eso acaba por generar un estrés brutal. Entonces, Rafa de Vicente (malagueño y también ex de la cantera del Málaga, ahora en el UCAM Murcia), con quien viví en Huelva porque éramos compañeros de equipo, me animó a estudiar y formarme. Me interesaba la preparación física, y él me orientó para empezar a cambiar mi vida, que no lo centrase todo en el fútbol y los problemas que tiene, y pensase en mejorar mi bienestar», introduce.
«Empecé a mejorar mucho, tenía muchas menos lesiones. A raíz de eso me fui de Huelva y fue cuando me empecé a interesar cada vez más por el yoga y a entender las razones de por qué me sentía mejor con mi cuerpo. Al principio otros amigos futbolistas me miraban un poco como un bicho raro porque pensaban que es algo no compatible con el fútbol. Es la idea que hay por lo menos en España, porque en países como Alemania se lleva años aplicando el yoga con los jugadores, por ejemplo en la selección alemana. Por eso, desde que lo conocí pensé en que se puede aplicar al mundo del fútbol y es algo que apenas toca nadie», amplía Cornejo, con el orgullo de un pionero.
«Decidí lanzarme a aprender cada vez más y, con los contactos que tengo en el fútbol, irme introduciendo poco a poco en el mundillo. Primero empecé a dar clases mientras estaba jugando en el St. Joseph's F. C. de Gibraltar. Y con el confinamiento emprendí las clases 'on line', y poco a poco empecé a trabajar con equipos de fútbol como el UCAM de Murcia de mi amigo Rafa de Vicente y el Barcelona B, donde conozco a preparadores físicos de cuando yo estuve en La Masía. Luego fui incorporando a jugadores como Canales, del Betis; Luis Alberto, del Lazio; Castillejo, del Milan...
Al final, futbolistas de alto nivel se han interesado. Las redes sociales y el boca a boca me han traído nuevos jugadores. Recientemente me contactó Gonzalo Melero, del Levante, porque es muy amigo de Borja Mayoral, que empezó a hacer yoga conmigo porque a su vez es amigo de Canales. Y este llegó a mí por medio de Raúl Navas, con quien coincidí. Seguro que hay muchos profesores de yoga mejores que yo, pero en mi caso también tengo esa experiencia de haber sido futbolista. Sé lo que se siente antes y después de un partido, y durante la semana antes de que llegue la competición. Ese factor es importante, y yo me siento muy cerca de ellos», da a conocer Cornejo, que lo explica de memoria, como aprendido de casa, aunque la entrevista fue en la primera llamada.
Su ilusión se transmite. «Cuando viene una crisis o un momento malo siempre hay oportunidades. Cuando salí del Recreativo se me cerraron muchas puertas en el fútbol, y si eso no hubiese pasado, a lo mejor no habría conocido tanto el yoga, ni estaríamos hablando ahora, ni tendría mi propio negocio, ni sería plenamente feliz. A lo mejor seguiría dando tumbos por otros sitios», reflexiona.
Cornejo también detalla los beneficios concretos del yoga para los futbolistas. «El 99% de los jugadores tienen problemas en la cadera y de acortamiento de isquiotibiales, porque tampoco han tenido mucha costumbre de estirar. Es algo que siempre se ha dejado de lado, incluso desde algunos preparadores físicos. Yo he tenido algunos que me decían que no era conveniente estirar mucho porque iba a alargar el músculo y no iba a tener la tensión suficiente para los partidos, pero es que si tengo mucha tensión me rompo. En mi carrera me he encontrado con un desconocimiento absoluto sobre este asunto. Y ahora existe una mejor concienciación entre los jugadores sobre cuidar su cuerpo, que es en definitiva de lo que viven y se ganan sus contratos», apunta.
«Empezamos desde movimientos muy básicos hasta avanzar para que se note en el campo más ágil. Eso no te va a convertir en Messi, pero simplemente te hace sentirte mejor, más suave y ligero jugando. Con el paso de los días se van notando las sensaciones, y con el tiempo te das cuenta porque acabas los partidos y no están tan cargado y duras muchos más minutos al máximo esfuerzo, o te lesionas mucho menos. Además de los cambios físicos, también busco que influya en el aspecto mental y emocional. Con los jugadores de élite, que ya vienen de hacer un entrenamiento físico exigente, buscamos calmar el estrés que generan el fútbol y la vida en general», concluye Ernesto Cornejo.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Ignacio Lillo | Málaga
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