¿Volverá a jugar Orlando Sá?

Orlando Sá fue un fichaje de riesgo. Desde luego no fue el único, porque en verano el Málaga tenía excesivamente limitado el mercado. No quedaba otra que apostar por futbolistas que pudieran adaptarse a una cifra en torno al salario mínimo y que en la última temporada no hubieran tenido continuidad. Hasta los jugadores de Segunda B eran entonces inaccesibles... y sin contar la obligación de prescindir de todas las fichas altas para adaptarse a las exigencias de LaLiga en lo relativo al tope salarial (consecuencia, como es sobradamente conocido, de dos años de incumplimiento de las normas marcadas por la patronal de clubes).

En aquel escenario tan complicado se puso a tiro Orlando Sá. Y en aquel escenario, marcado por el temor a que fuera inviable traer a algún delantero centro de cierto nivel, el Málaga lo arriesgó todo. El ariete portugués había sufrido una importante lesión en el tendón de Aquiles y desde el principio se asumió el cara o cruz. Más o menos como cuando en el ecuador de la temporada 2004-2005 los servicios médicos mostraron sus enormes dudas sobre el estado de una de las rodillas de Baiano. El club ni lo dudó porque estaba necesitado de otro delantero, ya que ni Amoroso (de una extraordinaria calidad) ni Wanchope (discontinuo en todas las facetas) estaban tampoco para tirar cohetes físicamente. El resultado fue sorprendente: Baiano fue la estrella en la segunda vuelta. Luego se cruzó el Celta y tampoco en La Rosaleda se fiaban en exceso del precario estado del ariete... Y fracasó en Vigo.

Con Orlando Sá hubo desde el principio demasiadas dudas. Como explicó este periódico al poco de comenzar la temporada, tanto los preparadores físicos como el cuerpo médico tuvieron claro que en su caso era conveniente ir con pies de plomo. Es más, se sabía que no podría «dar mucho» –frase textual empleada internamente–, pero se confiaba en que con el paso de las semanas pudiera ser un recurso interesante en la recta final de los partidos, con marcadores apretados y con la necesidad de apostar por un fútbol más directo. No obstante, en un par de momentos puntuales en que Pellicer iba a darle la titularidad, volvieron a surgir las molestias que obligaban al luso a parar.

En este sentido, no se le puede hacer el más mínimo reproche a Orlando Sá porque en el vestuario mostró un gran compañerismo, más allá de que lógicamente se viera impotente porque no podía aportar mucho. ¿Pudo darle Pellicer 25 o 30 minutos en vez de sólo 15 en algunos encuentros? El castellonense nunca lo tuvo claro porque siempre estaba en el aire el temor a una grave lesión, a que el futbolista se dañara la parte no afectada del tendón de Aquiles por la rotura un año antes.

El caso es que Orlando Sá nunca ha llegado a estar a tope, en disposición de pelear por la titularidad y de ser una alternativa clara a Chavarría o Caye Quintana. Hasta que su situación física parece no haber dado más de sí. El luso va camino de dos semanas ausente de los entrenamientos y de España. Y mientras el Málaga se limita a apuntar que obedece a «motivos personales» y que cuenta con el pertinente permiso del club, internamente ya se le da casi por perdido en la recta final de Liga. El delantero centro está siguiendo los consejos del médico que lo operó de esa grave rotura del tendón de Aquiles, pero la pregunta sobre si volverá a jugar con el Málaga parece tener una respuesta clara.