Los viernes, 'día del ataque' en el Málaga

El mensaje del entrenador malaguista, Sergio Pellicer, a los jugadores es tan repetitivo que ya es casi una cantinela para estos. «Tenemos que ser más agresivos arriba, tenemos que generar más sensación de peligro», escuchan habitualmente los futbolistas una semana sí y otra también. Como explicaba este periódico días atrás, el ex lateral derecho blanquiazul y su equipo de trabajo tenían muy claro en agosto, conforme avanzaba la configuración de la plantilla, que esta temporada iba a ser impensable repetir los registros defensivos de la anterior, cuando Munir acabó como el ganador del Trofeo Pichichi pese a formar parte de un equipo que no aseguró la permanencia hasta la penúltima jornada. Dado que se intuía la dificultad para mantener con tanta frecuencia la puerta a cero, los responsables del plantel entendieron que era obligatorio mejorar considerablemente en el apartado ofensivo. De lo contrario, iba a ser complicado no ya ganar encuentros, sino incluso empatarlos.

Desde ese punto de vista, en el momento en que comenzó a plantearse el diseño de la plantilla, Pellicer coincidió con el director deportivo, Manolo Gaspar, en la necesidad de reforzar bien las bandas (así llegaron Rahmani, Jairo y el malagueño Joaquín, este a pocos minutos de que se cerrara el plazo de fichajes veraniegos) y de contar con delanteros de distintas cualidades. En este último punto es indiscutible que Orlando Sá, Chavarría y Caye Quintana no se asemejan en exceso.

«Machacamos mucho las situaciones de ataque», admiten en la plantilla. Y así es porque cada viernes es el 'día del ataque'. La preparación en este punto es intensa y, sobre todo, variada. Eso sí, luego la práctica nada tiene que ver con la teoría, porque ahí influyen el rival, la capacidad del propio equipo y el talento de cada futbolista para sacar el rendimiento deseado a una jugada.

Cada viernes los jugadores trabajan todo tipo de situaciones ofensivas, desde ataques posicionales (con el rival colocado para defender) a transiciones para aprovechar la velocidad o la explosividad de determinados jugadores. Se trata sobre todo de conseguir que los futbolistas tengan ciertos mecanismos para resolver en momentos puntuales. Por ejemplo, las permutas de posición de Chavarría o Caye Quintana.

De un tiempo a esta parte el Málaga brilla más bien poco en dos aspectos que los técnicos consideran prioritarios. De un lado, están las acciones de centro y remate, en las que el equipo no termina de obtener rédito debido a que los servicios desde los flancos son pobres. Por otro, figuran los remates desde la frontal. En el primero de los casos no es un secreto que Pellicer y su grupo de trabajo están preocupados porque la eficacia en los centros no es ni mucho menos la deseada últimamente. Nada que ver con fases de la Liga en las que llegaron goles de Cristian o Jozabed, desde la frontal, o de Chavarría dentro del área. Respecto a los tiros de media distancia, se incide mucho en la importancia de que los centrocampistas busquen el factor sorpresa con sus apariciones, sin descartar asimismo que también lo hagan en zona de remate (como sucedió con Ramón en el 0-2 en Fuenlabrada).

Asimismo, cada semana se suman a las pautas de trabajo ya habituales otras acciones que pueden resultar fructíferas en función de cada rival. En este aspecto el trabajo del analista del primer equipo, Capa, es fundamental por más que Pellicer y su segundo, Manolo Sánchez, ven cada jornada los otros diez encuentros. Así, por ejemplo, se preparan situaciones para aquellas zonas en que el adversario es más vulnerable.

Lógicamente, sucede igual con la preparación de la estrategia ofensiva y defensiva, porque en esta categoría, como recalcó Pellicer tras el triunfo en Alcorcón, abundan los partidos que se deciden «en una acción a balón parado, en un error, en una transición». Trabajo, trabajo y más trabajo cada viernes en el 'día del ataque', aunque después, llegado el momento, todo depende de la calidad...