Lágrimas de tristeza e impotencia por el Málaga. Un aficionado de 11 años no pudo reprimir su llanto ante una nueva derrota del equipo que alimenta aún más el fantasma de un posible descenso. La escena la dio a conocer Pablo Sánchez en su ... cuenta de Twitter. El niño es su sobrino y él intenta calmarlo sin éxito durante los segundos que dura la secuencia. Aún en la televisión del salón aparece la señal del partido ante el Girona con las declaraciones del capitán, Lombán, después de un nuevo chasco.
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El vídeo pronto recibió miles de visualizaciones entre la parroquia malaguista que frecuenta redes sociales, que se mostró conmocionada por la reacción de este niño en edad alevín y tan enamorado de su equipo que no puede soportar la idea de que le ocurra lo peor. «Pasan los años y el club de nuestros amores va cuesta abajo y sin frenos...», protestaba también Pablo Sánchez, a través de su perfil '@PabloSanchezMCF', en la misma publicación donde compartió la emocionante escena.
La expectación dio paso a la generación de cientos de comentarios de ánimo para el chaval, quien se convirtió en uno de los protagonistas de una nueva noche aciaga para el malaguismo. Entre los mensajes más replicados estaba el que intentaba consolar al joven con que el equipo se va a salvar a pesar del sufrimiento. «Brutal las menciones que me están llegando de gente que siente el Málaga y de aficionados de otros equipos. Espectacular. El niño sonríe gracias a vosotros», escribió poco después Pablo Sánchez valorando la acogida del vídeo del llanto malaguista.
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La imagen tiene los ingredientes para convertirse en una de las más compartidas entre la afición blanquiazul por su capacidad para generar complicidad. También para servir como una especie de icono del sufrimiento colectivo que los malaguistas más longevos han ido sintiendo en varias etapas diferentes y que se une a otros momentos recordados como el de aquel abuelo con su nieto en las gradas de La Rosaleda. Aquel fue fruto de la emoción por conseguir una agónica permanencia. Queda esperar que, al menos, las próximas lágrimas que no pueda aguantar el malaguismo sean de alegría.
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