Cuando los veteranos parecen los noveles en el Málaga

Cuando al filo del descanso el central Esteban Burgos cortó la trayectoria del balón con la mano como el que lo recoge para sacar de banda, el malaguismo se quedó helado y contuvo el aliento. El riesgo de una tarjeta roja directa parecía sujeto exclusivamente a la interpretación del colegiado madrileño Gálvez Rascón. Por fortuna para el Málaga, este entendió que no era una acción prometedora por tres factores (como apuntó el analista arbitral de SUR, Antonio Martín Navarrete): el contrario no tenía la pelota controlada, la distancia hasta la portería era enorme y además Escassi estaba casi a la misma altura que su compañero. Lógicamente, Ocón Arraiz, en la sala VOR, no entró en la decisión del árbitro de campo.

Burgos se libró así de su tercera expulsión esta temporada, que se habría sumado a la ya larga lista coleccionada por los jugadores del Málaga. La respuesta del entrenador no pudo ser más contundente: dejó en el vestuario al central y su lugar lo ocupó Ramalho.

Porque, a excepción de Genaro y su expulsión por aquella entrada en la banda de Preferencia a los pocos instantes del segundo periodo en casa frente al Racing, los que más han perjudicado al Málaga con absurdas elecciones que derivaron en la roja directa o en una segunda amarilla son precisamente futbolistas que debieran mostrar más oficio por su continuidad en la categoría. El caso de Burgos es el más sangrante, porque en casa frente al Oviedo se ganó la expulsión por las airadas protestas al asistente de Tribuna tras el gol visitante (que supuso el triunfo por 0-1)... cuando él estaba mal situado. Igual que en la acción que le pilló a contrapié el domingo. Con anterioridad vio la roja precisamente en Cartagena, en el minuto 22, pero, eso sí, fue por un error imperdonable de otro futbolista ya baqueteado, el lateral izquierdo Javi Jiménez. Encima, este mismo futbolista se pasó de frenada dos jornadas más tarde, en Zaragoza, en una acción de fuerza excesiva al filo del cuarto de hora, lo que obligó a sus compañeros a un esfuerzo titánico para no sufrir otra derrota.

En cualquier caso, la situación más grave de la temporada tuvo como protagonista a otro de los que a priori deben mostrar galones en el campo, Luis Muñoz. Casi ni es necesario recordar su lamentable reacción en Albacete, cuando vio dos amarillas en cuestión de segundos precisamente después de que el Málaga hubiera remontado y ofreciera buenas sensaciones. Aquella expulsión debido a su infantil respuesta tras recibir la primera amonestación provocó una oleada de críticas e incluso que Pellicer le quitara la capitanía (aunque posteriormente sí se la ha devuelto).

Más recientemente, en La Rosaleda frente al Levante, le tocó el turno a Juande, otro futbolista que ya acumula varias temporadas seguidas a sus espaldas y que ya no es un novato. Una entrada a todas luces ilógica a media hora para el final supuso la segunda amarilla, lo que obligó al Málaga a pelear con tenacidad para evitar la derrota frente a uno de los conjuntos más potentes de la categoría.

A Burgos, Javi Jiménez, Luis Muñoz y Juande, que no son unos recién llegados, se sumó el domingo Escassi con ese despeje con el brazo en el minuto 95 al filo del área, sin un contrario presto al disparo desde la frontal. Al Málaga le salvó de ese penalti que un especialista como Sadiku pretendía transformar en el 1-1 del Cartagena el fuera de juego previo del contrario que intervino justo antes de la inesperada reacción del capitán blanquiazul. De nuevo un veterano se comportó como un novel en esta aciaga temporada.