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El lamentable arbitraje de un pésimo colegiado llamado Caparrós Hernández fue determinante en la derrota del Málaga en Tenerife, en un encuentro que tuvo momentos ... de verbena. Cómo sería la cosa que el mal partido que estaban ofreciendo los de Guede queda en un segundo plano, porque pese a ello, cuando Gallar lograba el 1-1 a falta de tres minutos para el descanso el que más y el que menos soñó con un imposible. Pese a que somos incapaces de tejer una jugada, y con el cabreo de ver a un equipo como el nuestro con el pedazo de alineación inicial hundido en la miseria clasificatoria, el malaguismo encaró el segundo tiempo con una ilusión que el colegiado valenciano machacó enseguida. Primero por la expulsión de Bustinza, que sí, parece clara por dos amarillas, pero se olvidaba el nefasto protagonista de negro que en los primeros 45 minutos los locales machacaron a faltas a los jugadores del Málaga sin mostrar una sola tarjeta. La verbena siguió poco después cuando el horrendo colegiado pitó un penalti a Juanfran que sólo existió en su mente, y el cachondeo continuó porque los del VAR ni se inmutaron. El cabreo final televisivo del lateral malaguista estaba repleto de rabia contenida: «No queremos que nos den, pero que no nos quiten». Eso decía el malaguista, pero es que el peso del Málaga CF en la LFP es cero patatero, o sea somos un puñetero estorbo, un equipo sin presidente, sin saber quién es el propietario, y sin referencias, nadie en fin que pegue un puñetazo en la mesa de quien sea... El Málaga está mal, Guede está bastante desquiciado (los cuatro cambios al unísono nos dejaron tan sorprendidos como expectantes, pero el experimento no lo pudimos comprobar por culpa del trencilla), pero lo de Tenerife fue una vergüenza. Perder no gusta, hacerlo como lo hizo el Málaga en las islas produce una sensación de vacío y de mala leche de primer nivel, pero no nos engañemos, un equipo con esos nombres y esos hombres no puede seguir así, ni estar donde está, ni perder 5 de 6 partidos disputados...
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