El 'trabajo oscuro' del Málaga con Ramón

Hace tres temporadas, cuando Míchel ocupaba el banquillo, Pellicer se tomó como algo personal pulir los defectos defensivos de un futbolista atípico, Luis Muñoz, extraordinario desde atrás en la salida de balón y con carencias en los marcajes o en la situación en el campo. Y precisamente aquel trabajo casi a diario del castellonense –secundado por el entonces analista, Antonio Vilches– le hizo tener una especial afinidad con el malagueño que, a la postre, ha sido clave en la decisión de este de seguir en el Málaga.

El reto ahora es convertir a Ramón en un futbolista más completo y para ello los técnicos cuentan con la ventaja de la humildad del centrocampista de Órgiva, ansioso por progresar. Los que hayan visto al granadino en categorías inferiores habrán comprobado que su mejoría es innegable. Hace un par de años no se tenía tan claro que pudiera jugar en una pareja de medios centro, pero sí como interior, junto a dos compañeros en esa zona. Sin embargo (también por las características de los rivales), ya ha sido utilizado en dos encuentros de Liga en Segunda como teórico centrocampista de contención. Y en ambos casos con buena nota. Frente al Rayo ya bajó el nivel –dentro del caos general tras el primer gol del rival–, pero previamente, contra el Castellón y el Alcorcón, se dejó ver incluso con coberturas.

El empeño de Pellicer es máximo con Ramón, y los propios compañeros de este lo observan y también lo asumen, porque ellos mismos son conscientes de que sus cualidades son fantásticas. En este aspecto se prioriza la necesidad de que el centrocampista mejore sus virtudes defensivas y precisamente verlo hacer determinadas coberturas en los encuentros referidos fue una satisfacción para el cuerpo técnico. Ahora lo que se busca es que tenga continuidad en otras situaciones de partido no tan favorables al equipo.

En cualquier caso, también se trabaja con intensidad en una faceta de Ramón para que pueda desenvolverse con frecuencia por delante de la cobertura a la hora de sacar el balón jugado, alejado de la zona en la que suele estar más cómodo, cerca de la media punta. Se trata del momento en que debe hacer el pase tras el primer control. El granadino tiene tendencia a mover el balón en horizontal o hacia atrás y se pretende que en ese 'control y pase' –máxime con sus recursos técnicos– siempre sea hacia adelante, buscando la verticalidad para sortear la presión del contrario, encontrar más ritmo en el juego y superar líneas con más facilidad. El 'trabajo oscuro' con Ramón comienza a dar sus frutos.