Tenía que ser así. El corazón por delante y la capacidad de aguante hasta la extenuación. Sólo así podía el Málaga superar la dura prueba de Tarragona que luchaba también por el ascenso después de cuatro intentos baldíos. Lo visto la noche del sábado en ... el Nou Estadi tarraconense no lo había visto uno en sesenta años de profesión y comparable únicamente a las remontadas del Real Madrid en las grandes noches de Champions pero que que raramente tenían el dramatismo del caso malaguista, tan cercano al 'vencer o morir' en el mundo futbolístico. Así pues, honor a los vencedores que han recibido tantas críticas a lo largo de esta olvidable temporada. Y reconocimiento de los méritos de Sergio Pellicer, que nunca perdió la calma en el afán de hallar su equipo ideal.
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Ya estamos de nuevo donde solíamos. Y llega el Málaga a una Segunda remozada y con claro acento andaluz. Nada menos que Granada, Cádiz y Almería (descendidos de Primera) más el Cordoba, Castellón y Deportivo, compañeros del Málaga en el retorno desde esa confusa y degradante categoría de cuyo nombre prefiero no acordarme. Todos ellos con la suficiente vitola e historia para optar a Primera. Y conste que no pretendo incluir al equipo malaguista en esa posibilidad de ascenso porque, de momento, bastante tiene con afincarse en la categoría que nunca debió perder. Ya vendrán tiempos mejores en cuanto a la situación del club. Pienso yo que habrá alguna manera de librarse de la sombra maligna del jeque.
Ahora toca trabajar a fondo en la 'construcción' de un equipo acorde con la categoría y dentro de las posibilidades económicas que la nueva categoría debe reportar a la caja del club. Organizar y apuntalar la directiva con elementos de solvencia, manteniendo, claro está, aquellos que desde sus principios han convivido con los vaivenes del club en sus distintas denominaciones. Sanear la plantilla deportiva ya. Y mucho tino a la hora de los fichajes, baza más que importante si se pretende el progreso del club con un equipo que ofrezca garantías. Así pues, a trabajar. Que el clamor malaguista empuja como hemos visto estos días. En eso no hay quien nos gane.
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