Nacho Carmona
Málaga
Domingo, 19 de noviembre 2023, 01:04
Es probable que los más jóvenes no tengan una idea clara de quién es Juan Jesús Calatayud (Antequera, 1979). Aquellos que estén todavía en los veinte lo recordarán, remontándose a su infancia, como aquel guardameta que salía en los cromos de la Liga junto a ... los escudos del Mallorca o el Hércules. Los más mayores, que sí lo vieron jugar con la camiseta del Málaga, pensarán en él como ese portero de la casa que llegó a la élite. Él, por su parte, habla de sí mismo como un chaval que salió de Antequera con sólo 17 años rumbo a la capital, sin saber qué se encontraría, para perseguir su sueño de ser futbolista profesional.
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Eso, y que es una persona curiosa y aventurera por naturaleza. Su mujer, «por suerte», como él lo cataloga, también. «Me ha acompañado y apoyado en todas mis experiencias», asegura. «Soy una persona abierta a conocer diferentes puntos de vista, culturas, idiomas, opiniones y experiencias. Mi idea es que mi trabajo me sirva, aparte de para ganar dinero, como experiencia de vida. Y a mis hijos también», expresa.
Juan Calatayud
En ese punto se encuentra hoy por hoy el exguardameta. Tras hacer de preparador de porteros en el Atlético Malagueño y en el Juvenil División de Honor del Málaga tras la marcha de Paco Ruiz a China, uno de sus valedores en su infancia, y de ocupar el mismo puesto en el Antequera o colaborar en sesiones con la AFE, la vida y el fútbol lo llevaron a desempeñarse actualmente como preparador de porteros del combinado nacional de Guinea Ecuatorial, una aventura que se planteó, cuando surgió, como una experiencia diferente. «Es algo que vemos muy lejano y a lo que no estamos acostumbrados», comenta sobre África y sus modos de vida.
No obstante, asegura que el fútbol en Guinea Ecuatorial, o 'Nzalang', como llaman allí a la selección (significa 'trueno' en la lengua fang, un idioma propio de países de África Central), es diferente al del resto de naciones del continente: su pasado como colonia española y la fuerte vinculación de sus jugadores con el fútbol europeo tienen como resultado un juego tácticamente más avanzado y una disposición sobre el campo menos anárquica. «Fui compañero en el Mallorca de Emilio Nsue (ahora en el Intercity, en el grupo del Málaga) y con nosotros está Jesús Owono, del Alavés», detalla.
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Con todo y con eso, pone en valor el poderío físico de las selecciones africanas en contraposición de sus carencias tácticas, cuya causa no es otra que la cultura futbolística que allí arraiga. «Nos enfrentamos a Burkina Faso, muy fuertes físicamente y técnicamente muy buenos, pero diferentes conceptualmente respecto a Europa. En Guinea Ecuatorial somos bastante europeos en ese aspecto. Ese es nuestro fuerte».
La religión, el idioma y la gastronomía, «especialmente la fruta», hacen que la vida en el país para el que ahora ejerce sea bastante similar a la que aquí enraíza Su condición de colonia española hasta 1968, año en el que consiguieron su independencia, hacen que ese legado cultural esté todavía presente.
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Reconoce que vivió un choque sociocultural más grande cuando hizo las maletas rumbo a India en 2015, con 35 años, una vez puso fin a su andadura en el fútbol profesional, en la que vistió las elásticas del Málaga, Getafe, Racing, Hércules y Mallorca. Recaló en el Atlético Kolkata, de la ciudad de Calcuta, en la que fue su primera experiencia exótica en el deporte: «Cuando juegas al fútbol, llega un momento en el que estás en una burbuja. Nos planteamos esta experiencia porque tanto en mis últimos años como futbolista como ahora, busco enriquecerme».
Su familia, siempre de su lado, reside en Antequera. «Lo bueno de trabajar en una selección es que no tienes que mover a la familia. Sólo me muevo en fechas FIFA y para determinadas reuniones de trabajo. Voy y vengo», cuenta.
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La selección de Guinea Ecuatorial otea al horizonte con ilusión. Esperan la llegada del mes de enero para disputar una nueva edición de la Copa de África, donde compartirán grupo con la anfitriona, Costa de Marfil, Nigeria y Guinea-Bissau. «El objetivo es pasar a dieciseisavos», afirma. «¿Que si es una locura pensar en estar en un Mundial? Ahora mismo creo que es el paso natural al que debemos aspirar. Somos asiduos en las Copas de África», ambiciona Calatayud. El pasado miércoles comenzaron la fase de clasificación a la cita mundialista de 2026, que se celebrará en Estados Unidos, México y Canadá. Vencieron 1-0 a Namibia en el Estadio de Malabo, con capacidad para más de 15.000 espectadores, en el primer paso del objetivo más ambicioso de toda la historia de 'Nzalang'.
Juan Calatayud
Pese a todo, no quiere ponerle fecha de caducidad a esta etapa que comparte con el seleccionador nacional, Juan Micha Obiang: «Estoy muy ilusionado, ha sido espectacular cómo me han recibido, cómo me han cuidado y lo bien que me he sentido. Pienso en presente. Aportar mi experiencia y mi granito de arena para ayudar a crecer a sus porteros y a su fútbol».
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Juan Calatayud también se refirió al oficio del guardameta. De aquel que se pone bajo los palos asumiendo que sus errores pueden ser trascendentales. «De pequeño, cuando con mis amigos nos fijábamos en los jugadores, yo siempre ponía el ojo en los porteros. Siempre me han encantado», rememora de su niñez. Desmontando tópicos y sobre la locura de la que se habla en referencia a ellos, asegura que en realidad se trata de todo lo contrario. «Nuestras acciones son todas claves. Es la única posición en la que si no estás acertado, cualquier acción negativa, acarrea un gol en contra. Tienes que ser muy metódico y equilibrado para soportar esa presión», analiza. Y continúa: «Eso sí, tienes que ser valiente. Lo de que estamos locos es una frase hecha con la que no estoy muy de acuerdo».
Mirando al pasado, afirma que la etapa más bonita de su carrera fueron los años en los que militó en el filial del Málaga. «A día de hoy somos todos amigos. En esa época pasamos de ser niños a hombres. Al Málaga le tengo que agradecer todo lo que me ha dado a nivel personal más allá de haberme hecho debutar en Primera».
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Como antequerano y exmalaguista, desea que el Málaga regrese al fútbol profesional y sonríe por la comunión mostrada esta temporada entre el equipo y la afición. Como antequerano, expuso su felicidad de ver al equipo de su 'patria chica' en la tercera categoría: «El fútbol hace que las ciudades crezcan. Lo mueve todo».
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