El domingo el Málaga estuvo al borde de la alineación indebida desde que se produjo la expulsión de Rahmani (sólo quedaban siete futbolistas profesionales en el terreno de juego). Un cuarto de hora más tarde, en el vestuario, Sergio Pellicer se mostró contundente en su ... mensaje al grupo. «Olvidaos del árbitro», recalcó a los jugadores para que se centraran en el partido y no entraran en protestas o en actitudes del rival que pudieran entrañar riesgo de expulsión. Pero, ante la situación creada con una convocatoria bajo mínimos, el cuerpo técnico ya había preparado con antelación la estrategia para evitar que el equipo se quedara con sólo seis componentes de la primera plantilla en el campo.
Porque la prioridad antes del partido frente al Logroñés se centró en mentalizar a los jugadores de que varios de ellos iban a tener que aguantar todo el partido; es decir, que cualquier problema físico debía ser muy importante para que se produjera una sustitución. En el banquillo únicamente estaban el portero suplente (Soriano) y tres futbolistas de campo, dos de ellos todavía no a tope (Jairo y Juande). De ahí que el primer cambio se demorara al máximo (el extremo cántabro salió en el minuto 84). Los elogios de Pellicer a sus pupilos después del encuentro obedecían a que hicieron un esfuerzo sobrehumano dadas la carga de partidos acumuladas («algunos están muy tiesos», subrayan) y la inferioridad numérica durante una hora.
Pero el Málaga lo tenía todo dispuesto. Incluso Soriano estaba preparado ante la posibilidad de que en caso de extrema emergencia tuviera que saltar al césped de La Rosaleda para ejercer como jugador de campo. El número de profesionales es tan limitado (por ejemplo, no se destaca que es inferior a la temporada pasada en lo que respecta a esos jugadores de campo) que tanto el guardameta sevillano como Dani Barrio tienen las distintas equipaciones preparadas con sus dorsales (1 y 13, respectivamente), serigrafía incluida. Y en este caso los utileros siempre cuentan con ellas, sean del color que sean, ante la posibilidad de que deban participar en una posición distinta a la que ocupan.
El precedente de Burgueña
Conviene recordar que en la historia del Málaga ya existe un precedente. Sucedió el 10 de mayo de 1981, en un partido de Segunda cuando el entrenador era el hoy consejero consultivo Abdallah ben Barek. El equipo estaba inmerso en la lucha por el ascenso, perdía por 1-0 en El Plantío de Burgos y acababa de ser expulsado el delantero centro 'Chino' Nieto. La importancia de los puntos era vital porque se disputaba la antepenúltima jornada y la igualdad en el grupo de cabeza era extrema, así que el técnico se decantó por introducir al guardameta Burgueña como delantero centro, una función que al vasco le encantaba desempeñar en los entrenamientos. Tras salir en el minuto 87 por el lateral derecho, Castro, se produjo el segundo gol local (obra de Pereda), pero paradójicamente el improvisado ariete participó en la jugada del 2-1, un penalti cometido a Santi que transformó Bonacic. Fue curiosa la escena posterior, con Burgueña y Maté pugnando por la pelota dentro de la portería. El primero tenía la intención de que no se demorara el saque de centro mientras el cancerbero burgalés buscaba perder tiempo.
De este modo, emplear a Soriano o Dani Barrio como jugador de campo se asemejaría más a la decisión de Javier Clemente con Molina en Noruega con la selección en abril de 1996. El baracaldés recurrió al portero ante las distintas lesiones y lo situó como extremo izquierdo.
En cualquier caso, el cuerpo técnico del Málaga es consciente de que las situaciones al límite pueden producirse con más frecuencia conforme avance la temporada y la acumulación de partidos pase factura en forma de lesiones. El pasado domingo, sin ir más lejos, una segunda amarilla de Orlando Sá o Escassi habría obligado a maniobrar con celeridad, una estrategia que ya está diseñada en el seno del equipo y que incluso también tienen preparados otros conjuntos, según han confesado en conversaciones informales miembros de estos clubes.
La normativa actual dicta que sólo se produce alineación indebida en caso de que tras una expulsión, y siempre que se reanude el juego, queden sólo seis profesionales de un equipo en el campo. La clave está en ese 'siempre que se reanude el juego'. Es decir, ahora sí queda margen para recurrir a un cambio y prescindir de un canterano para apostar por un profesional. Argumentar un problema físico o la pérdida de una lentilla son algunas de las estratagemas concebidas por los entrenadores para retrasar que la pelota vuelva a estar en movimiento. Y para ello el Málaga contempla recurrir a Dani Barrio o Soriano como jugador de campo. Por eso están preparadas sus camisetas...
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