Sonrojante permanencia

El Málaga permanecerá en Segunda por ser el menos malo de los peores: en honor a la verdad, el juego del equipo esta temporada era digno del máximo castigo, porque no se puede hacer peor, pero ni a cosa hecha. Ante el Burgos, el Málaga tenía la oportunidad de darle una alegría a su afición, pero le regaló un esperpento. Era alucinante ver a los locales corretear detrás de la pelota mientras el Burgos jugaba a placer, sin ninguna apretura, casi sorprendido por un rival que no sólo le dejaba la pelota, sino el dominio. Encima, los fallos infantiles e impropios de profesionales de los jugadores blanquiazules, a cada cual peor, hacían un partido feliz para los castellanos, sorprendidos por lo que estaban 'sufriendo': si esperaban un rival desmelenado, volcado en la meta contraria y con ímpetu irrefrenable se encontraron todo lo contrario, un grupo que cuajó un partido de auténtica pena.

El Málaga se salvó pero no evitó el sonrojo. La bronca final fue, repetimos, apoteósica, reproche masivo que iba dirigido no sólo a los jugadores, sino al fracasado equipo de la Dirección Deportiva, el mismo que al completo debería presentar la dimisión ahora mismo al administrador judicial, a la jueza, a Al Thani o a Blue Bay, porque este enorme desconcierto que vive la entidad es también culpable. En cuanto a la plantilla, la limpia tiene que ser estratosférica, pero, repito, no olvidemos a quienes han traído a jugadores sin compromiso o sin calidad para vestir una camiseta que lloró de pena, lo mismo que una gran afición, la que no se merece este Málaga CF, club que no merece esta ciudad.