Sólo vale ganar, sea como sea

En un despropósito de partido, jugando mal como habitualmente, al menos no se perdió como siempre, sino que incluso se ganó. Con un gol a ... favor en propia puerta de un rival, fallando un penalti, sin hacer una jugada, con un desconcierto general del equipo que dice muy poco de Pepe Mel..., sí, pero se ganó. Tercera victoria de la temporada y un estallido final en La Rosaleda de alivio y de alegría a la par, porque la Ponferradina acosó en la última fase lo que no está en los escritos, y los nervios, demasiado a flor de piel en los malaguistas, nos podían jugar una mala pasada. No hubiera sido la primera en esta Liga, pero esta vez se llegó al final con el paupérrimo pero a la vez gran 1-0 en el marcador que nos dan tres puntos de oro. Cualquier otro resultado hubiera sentenciado al Málaga, que no tiene muchas papeletas para la salvación a tenor de lo visto, pero que al menos sigue participando en el sorteo, y eso ya nos consuela. Los malaguistas sólo queremos quedar quintos por abajo y que termine la Liga. Después que se vayan todos, incluidos el administrador judicial, que juega a ser presidente porque se niega a designar a alguien que sepa de esto como director general, y el director deportivo, responsable máximo no sólo del desastre de las últimas dos campañas, sino también de la nefasta temporada del filial, hundido en la tercera regional o como se le quiera llamar. Pero eso será ya dentro de unos meses, ahora lo que hay es que rezar para ganar como sea los partidos necesarios para la salvación. El equipo está desquiciado, pero esta categoría no tiene lógica, aparte de muy poca calidad, y eso nos puede echar una mano. El Málaga suma tres puntos y al menos mira al futuro, porque otro tropiezo nos hubiera negado casi el presente. Lo bueno del fútbol es que no siempre los peores son los que descienden, y esa tabla de salvación, aunque lastimosa, es a la que nos tenemos que agarrar con fuerza para no perder la ilusión: sólo vale ganar sea como sea y punto.